19/Apr/2024
Editoriales

Replicando a Franklin D. Roosevelt en el México de hoy: Construcción de ferrocarriles de alta velocidad para generar millones de empleos y detonar crecimiento

La única forma de replicar en México la experiencia del gobierno de F D Roosvelt en 1933-34 para la generación de hasta 4.2 millones de empleos, es con la  construcción simultánea de 4 líneas de Trenes de Alta Velocidad (TAV) que vayan desde Veracruz hasta Manzanillo; de Tijuana a Guadalajara; de Nuevo Laredo a la Cd de México y de Cd. Juárez a la Cd de México.

  Utilizando las cifras dadas a conocer en relación al Ferrocarril de Alta Velocidad México-Querétaro de 210 km que se pretendía construir y que fue cancelado, podemos afirmar que se generarían hasta 20 mil empleos directos por cada tramo de esa magnitud y 41 mil empleos indirectos. Los costos de construcción de ese TREN DE DOBLE VIA Y ELECTRIFICADO  se calculó entre 48 y 50 mil mdp, bastante más barato que los costos recientes de los ferrocarriles similares construidos en España de 18 millones de euros por kilómetro y donde un tramo así, de 210 km,  costaría alrededor 77 mil millones de pesos. 

 Hay que agregar que esos costos pueden reducirse considerablemente por el hecho de que en todas esas rutas mencionadas existe ya una vía con las medidas necesarias para ser utilizadas en trenes de alta velocidad y que es la de  1.435 mts., de separación entre los rieles.   Se podría decir en términos generales que los costos del tendido de la vía y de la plataforma (que absorbe el 60 % del gasto total) se reducirían de manera importante. La señalización y la electrificación son los gastos menores dentro del total.

    Si mantenemos la relación entre los 20 mil empleos generados de manera directa y los 41 mil de manera indirecta podemos conceptualizar a las vías del ferrocarril como CORREDORES DE DESARROLLO que van activando la agricultura, la industria y los servicios de la región por la que atraviesa. 

 

 Además, esta “brecha” abierta por los ferrocarriles puede ser utilizada también para la instalación de gasoductos u oleoductos, así como líneas eléctricas y  carreteras que se incorporarán al progreso y desarrollo de las diferentes regiones por donde atraviese. El impacto de esta obra sobre la economía se vislumbra claramente si toma en cuenta que, en un cálculo aproximado,  por cada kilómetro de ferrocarril se utilizan 180 toneladas de acero y 2000 durmientes de cemento o madera.

 

 Por Benjamín Castro

La única forma de replicar en México la experiencia del gobierno de F D Roosvelt en 1933-34 para la generación de hasta 4.2 millones de empleos, es con la  construcción simultánea de 4 líneas de Trenes de Alta Velocidad (TAV) que vayan desde Veracruz hasta Manzanillo; de Tijuana a Guadalajara; de Nuevo Laredo a la Cd de México y de Cd. Juárez a la Cd de México.

  Utilizando las cifras dadas a conocer en relación al Ferrocarril de Alta Velocidad México-Querétaro de 210 km que se pretendía construir y que fue cancelado, podemos afirmar que se generarían hasta 20 mil empleos directos por cada tramo de esa magnitud y 41 mil empleos indirectos. Los costos de construcción de ese TREN DE DOBLE VIA Y ELECTRIFICADO  se calculó entre 48 y 50 mil mdp, bastante más barato que los costos recientes de los ferrocarriles similares construidos en España de 18 millones de euros por kilómetro y donde un tramo así, de 210 km,  costaría alrededor 77 mil millones de pesos. 

 Hay que agregar que esos costos pueden reducirse considerablemente por el hecho de que en todas esas rutas mencionadas existe ya una vía con las medidas necesarias para ser utilizadas en trenes de alta velocidad y que es la de  1.435 mts., de separación entre los rieles.   Se podría decir en términos generales que los costos del tendido de la vía y de la plataforma (que absorbe el 60 % del gasto total) se reducirían de manera importante. La señalización y la electrificación son los gastos menores dentro del total.

    Si mantenemos la relación entre los 20 mil empleos generados de manera directa y los 41 mil de manera indirecta podemos conceptualizar a las vías del ferrocarril como CORREDORES DE DESARROLLO que van activando la agricultura, la industria y los servicios de la región por la que atraviesa. 

 

 Además, esta “brecha” abierta por los ferrocarriles puede ser utilizada también para la instalación de gasoductos u oleoductos, así como líneas eléctricas y  carreteras que se incorporarán al progreso y desarrollo de las diferentes regiones por donde atraviese. El impacto de esta obra sobre la economía se vislumbra claramente si toma en cuenta que, en un cálculo aproximado,  por cada kilómetro de ferrocarril se utilizan 180 toneladas de acero y 2000 durmientes de cemento o madera.