Considero urgente que los mexicanos reforcemos nuestra "unidad en visión, valores y propósitos" en vista de las dos tormentas políticas que están ensombreciendo nuestro horizonte:
La primera en el tiempo, pues ocurrirá a fines del presente año, es la tendencia de una gran parte del pueblo americano de retrotraerse en el aislamiento y la xenofobia, al disponerse a oír los "cantos de sirena" del demagogo Trump, lo que les permite cerrar los ojos ante los grandes problemas que enfrentan: Que la enorme actividad humana está deteriorando el medio ambiente del Planeta, y que el rapidísimo avance de la tecnología está permitiendo la creación de enormes nuevas empresas que, con su eficiencia multitudinaria, hacen desaparecer millones de empleos, sin que ninguna nueva legislación permita hacer el proceso menos severo para los menos preparados.
La segunda podría ocurrir aquí en nuestras elecciones generales del año 2018, si es que permitimos que la única "opción" que tengamos sea la de escoger entre: A) Un candidato del PRI comprometido con la corrupción impune y ofreciendo garantía de tapadera a todos los desfalcos anteriores, y; B) la demagogia encubridora de sindicatos "nacionales" y otros más "rayitos de esperanza" que les ofrece AMLO (¿Con cargo a quién?) a las "grandes mayorías" ¿Queremos imitar a Venezuela?
¿Qué hay poco tiempo para responder o evitar que sucedan estas "tormentas"? Pues empecemos a trabajar desde ahora ¿Por dónde empezar? Propongo dividir el trabajo entre el corto y el largo plazos:
El de corto plazo sería principalmente acuerdos a nivel ONG's, asociaciones profesionales, sindicatos independientes, cámaras, etc., para buscar alternativas a "la dupla infernal", ya sea con candidatos independientes, o apoyando una alianza PAN-PRD que funcione.
La de largo plazo sería la de llevar a las colonias, barrios y poblados la prédica de que la búsqueda del bien común, aunque a veces implique sacrificios a los intereses personales, es la única ruta efectiva, probada y segura para llegar a tener todos un nivel de vida aceptable, en un estado de derecho y con una democracia plenamente vigente.
Claro que la mejor prédica es la del ejemplo: Si la gente no ve que haya cambios radicales en el comportamiento público de los de "clases altas", seguirán muy renuentes a distraerse buscando el bien común, en vista de los duros cometidos que tienen que solventar para "írsela jugando".
Bueno, parece que el destino está poniendo a los mexicanos ante unos difíciles retos circunstanciales: Veremos si podremos superarlos.
Atte.- JVG.- 01-06-16