20/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Junio 24 de 1845: el comodoro John D. Sloat, comandante de la Escuadra del Pacífico, recibe órdenes del gobierno norteamericano para ocupar el puerto de San Francisco, California, México, y bloquear su costa, preparándose “en caso de estallar una guerra” contra nuestro país. El poderoso vecino del norte se disponía a asaltar a México, y así el día 11 de julio de 1845, a la flota del comodoro Conner que ya estaba en las costas de Veracruz, se sumaron las corbetas Saratoga y St. Mary´s, más el bergantín Porpoise. A Veracruz también enfilaban ya la corbeta John Adams y los vapores Mississippi y Princeton. El antecedente más reciente era que el 18 de mayo anterior, el Congreso de Texas había aprobado anexarse a Estados Unidos, y el 4 de julio (fecha conmemorativa de la independencia norteamericana), una convención representativa del pueblo texano confirmaba la voluntad de integrarse a la Unión Americana. Con este acto, Texas rechazaba la oferta mexicana de reconocer su independencia con la única condición de que no se incorporara a Estados Unidos. Mientras, en México había un proceso electoral del que emergería José Joaquín Herrera como presidente de la República, que para el 15 de septiembre presta juramento ante las Cámaras, y ese mismo día solicita un préstamo urgente de 15 millones de pesos para sufragar la campaña de Texas. Días después, el 13 de octubre, el embajador norteamericano John Black, solicita oficialmente que el presidente mexicano reciba a un enviado especial de Estados Unidos, a lo que el ministro Manuel de la Peña le responde que el presidente mexicano lo recibe con gusto siempre y cuando retiren las naves de guerra del territorio marítimo mexicano. Inician los problemas de gobernabilidad una vez más, cuando los generales Mariano Paredes y Manuel Romero, desde San Luis Potosí se pronuncian en contra de las medidas tomadas por el presidente Herrera respecto a la guerra con Texas y exigen la convocatoria de un Congreso extraordinario. Esto tiene respuestas de carácter político de diversas instancias mexicanas, que a nada bueno llevan al país, mientras que el presidente norteamericano Polk, en mensaje al Congreso de su nación, dijo el 2 de diciembre de ese año, que Estados Unidos defenderá a Texas como un estado de la Unión, y ordenó al ejército comandado por Zachary Taylor que se acercara a la frontera con México. Con ese ambiente, de un enemigo desatado y con hambre de expandirse de costa a costa, con un pueblo de mexicanos (texanos) ansiosos de pertenecer a Estados Unidos, y acá una revolución en ciernes con levantamientos militares, grillas entre los pobladores y grupos deseosos de imitar a los texanos, el mundo se prepara para observar el robo más grande que ha habido de tierras en una sola guerra…