Internacional

La crisis del gobierno inglés paso por paso y sus causas

 

Theresa May tenía otros planes. La hija del vicario, constante en todas sus tareas desde su niñez, quería pasar a la historia como la mujer que logró negociar el primer divorcio de la UE. Y, sin embargo, después de todo el sacrificio de estos últimos dos años, plagados de constantes humillaciones a su liderazgo, todo el esfuerzo podría no haber servido de nada. Porque todo apunta a que el Brexit volverá esta semana al punto de partida. La «premier» presentará mañana a la Cámara de los Comunes el acuerdo de retirada pactado con Bruselas. Su votación estaba prevista para diciembre. Pero, en el último momento, ante la falta de apoyos, la líder «tory» decidió posponer sus planes en medio de la peor crisis institucional de Reino Unido en su historia reciente.

May tenía la esperanza de que durante las Navidades los ánimos se calmaran y sus señorías cambiaran de parecer. Sin embargo, el descontento no ha hecho más que aumentar. Según la BBC, el pacto podría ser rechazado por 433 votos (incluyendo los de 111 «tories») en contra frente a sólo 206 a favor. La derrota por más de 200 escaños sería la más bochornosa para un Gobierno británico. Hasta ahora, el dudoso honor se reserva para Jim Callaghan, quien en 1978, cuando también lideraba por aquel entonces un Gobierno en minoría, fue derrotado por 108 votos ante una medida económica. El laborista logró durar un año más en el puesto. Pero con May y el Brexit el escenario sería muy distinto. Entre otras cosas porque el reloj de arena va corriendo en contra y, según el calendario, los británicos tendrían que salir del bloque el 29 de marzo.

La líder «tory» volvió a advertir ayer de que bloquear el Brexit sería un «catastrófico» e «imperdonable» atentado contra la democracia. En un artículo en «The Sunday Express», señaló que los diputados no «pueden decepcionar» al pueblo británico.

En caso de que el acuerdo finalmente no sea ratificado, la «premier» tendrá un plazo de tres días para ofrecer un «plan B» y sus señorías podrán además presentar alternativas, por lo que todas las opciones se volverían a poner encima de la mesa, entre ellas, la convocatoria de otro referéndum. Ésta es precisamente la propuesta que defiende el «tory» rebelde Dominic Grieve, antiguo fiscal general del Estado, quien la semana pasada consiguió sacar adelante una polémica enmienda que cambia ahora las reglas del juego. Hasta la fecha, May había amenazado a sus señorías con que si no apoyaban su acuerdo, sacaría igualmente a Reino Unido del bloque sin pacto.

Sin embargo, las posibilidades de un divorcio sin convenio son ya prácticamente nulas porque la mayoría de la Cámara de los Comunes –que ahora tiene más peso que nunca– se opone. Grieve, quien ha recibido amenazas de muerte por su postura europeísta, asegura que si el pacto es rechazado, lo primero que May debe hacer es solicitar la extensión del artículo 50 para ampliar el plazo de la salida. Si se niega a hacerlo, el «tory» pide incluso a los miembros del Gabinete que presenten su dimisión. «Espero que May escuche con atención lo que los miembros del Parlamento y de su propio Gobierno le están diciendo», apuntó.

Por su parte, el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, advirtió de que la posibilidad de que el Brexit no llegara a producirse «cobra peso», si sus señorías rechazan el pacto. «Esto llevaría a una crisis de confianza por parte del electorado increíblemente perjudicial y también se dañaría la reputación del país en el extranjero», matizó. Tal y como apunta Henry Newman, director del influyente «think tank» Open Europe, el momento clave «no será si el acuerdo logrará ser ratificado, porque ya se sabe que no será así, sino si los laboristas cambiarán su posición para respaldar un segundo referéndum y si hay suficientes diputados que cambien luego su parecer». Según «The Daily Mirror», unos 20 diputados laboristas, la mayoría de ellos elegidos en circunscripciones donde triunfó el Brexit, evalúan apoyar el acuerdo de May si va acompañado de garantías adicionales en diversos ámbitos. Aunque a la hora de la verdad, no se espera que más de seis voten con el Ejecutivo conservador.

Y será entonces cuando llegue el momento de Jeremy Corbyn. Durante todo el complejo proceso, el foco de atención ha estado puesto en May. Pero si ésta fracasa, el líder de la oposición tendrá que mover ficha. Para el laborista, la prioridad es intentar forzar elecciones anticipadas. Aunque hasta ahora ha evitado comprometerse a presentar una moción de confianza contra el Gobierno inmediatamente tras la derrota, según fuentes cercanas al partido consultadas por LA RAZÓN, si la «premier» pierde por un margen de alrededor de 200 escaños, la acabará presentando antes del viernes.

Eso sí. Tiene pocas posibilidades de salir adelante. Porque una cosa es que los «tories» voten en contra del acuerdo de retirada y otra que quieran adelantar de nuevo los comicios, teniendo en cuenta que en 2017 acabaron perdiendo la mayoría absoluta. Corbyn tiene gran presión por parte de sus bases para respaldar la opción de un segundo plebiscito. El responsable del Brexit en la oposición, Sir Keir Starmer, considera que una nueva consulta es «casi inevitable».

Pero en su lugar, el líder laborista podría esperar a que el Gobierno presentara un «plan B» para presentar enmiendas encaminadas a dejar Reino Unido dentro de la unión aduanera y el mercado único. Desde hace semanas, diferentes diputados laboristas y conservadores trabajan conjuntamente en el llamado Modelo Noruega Plus, que propone exactamente permanecer en el mercado comunitario, así como en la unión aduanera, para evitar una frontera dura en Irlanda. Eso sí, cualquier cambio en el acuerdo de retirada no sería legalmente vinculante hasta que no fuera acordado con Bruselas. En este sentido, al otro lado del Canal de la Mancha observan todo con especial atención y la presión a su vez que marcan las elecciones europeas de mayo, cuando, a día de hoy, nadie sabe si los británicos seguirán siendo miembros del bloque.