23/Apr/2024
Editoriales

Condiciones para el Avance Tecnológico

En las Civilizaciones de Primera Generación el concepto del mundo era inmóvil: Todo se debí­a repetir tal como era. En las de Segunda Generación, los hebreos concibieron una historia lineal del mundo, con principio y fin y los griegos se convencieron que el estudio del mundo podí­a avanzar mediante la observación rigurosa y le razonamiento lógico. Luego de un descenso a la semi-barbarie y al dogmatismo medieval, la Civilización Occidental de Tercera Generación empezó en el siglo XV el marcado avance del Humanismo Italiano al que llamamos Renacimiento, el cual, a su vez, propició la Expansión Oceánica Ibérica y la Reforma Religiosa Germánica.

Examinando estos avances, que nos parecen portentosos comparados con los de épocas anteriores, vemos que muchos de ellos, como la fabricación de armas italiana y su comercio con en Medio Oriente, así­ como la navegación oceánica de Portugal y de Castilla, se debieron al esfuerzos de individuos "del pueblo" conscientes de su valí­a y de su libertad y con la capacidad para convencer a sus monarcas de apoyarlos. Pero a partir de 1498 Italia fue invadida por potencias extranjeras y a partir de 1521 la España ya unificada, seguida luego por Portugal, abandonó el camino de la democratización y adoptó el de un "señorialismo" autoritario. Este retroceso, si bien no detuvo de golpe las Exploraciones y Conquistas por la gran inercia que habí­an adquirido, sí­ comprometió y condicionó el principal incentivo que sus súbditos "del pueblo" habí­an tenido para llevarlas a cabo. Así­ que esa tremenda vitalidad se fue apagando poco a poco, hasta que ocurrió lo impensable: La Nación que habí­a dado los mejores marinos del mundo, en 1588 mandó a su "Armada Invencible" al mando de ignorantes y pusilánimes "nobles" validos del Rey, por lo que terminó en un completo desastre.

Inglaterra y Holanda, en cambio, habí­an aprovechado la Reforma Religiosa para librarse del autoritarismo eclesiástico y avanzar firmemente hacia la democratización, de manera que a partir del año 1600 empezaron a desplazar a los ibéricos de los más lucrativos comercios y de las mejores áreas de colonización.

Los siglos siguientes produjeron el Método Cientí­fico, la Ilustración y las Revoluciones Polí­ticas, las cuales, a su vez, produjeron lo que llamamos la Revolución Industrial, toda ella siguiendo rigurosamente el paso de la democratización en el lapso de 1815 a 1914. Fue entonces cuando los múltiples avances tecnológicos fueron surgiendo unos de otros, por los esfuerzos e inversiones de dinero de quienes querí­an ganar las preferencias del público consumidor, y que se sentí­an protegidos por gobiernos democráticos que aseguraban la legalidad y el orden y sólo intervení­an en la licitación de las obras públicas y en algunos aspectos de la educación y de los servicios médicos.

En México, al descuidar flagrantemente el orden público y no poder garantizar un Estado de Derecho, el Gobierno no puede tener la confianza del pueblo, y dicha desconfianza es la que impide y nulifica el que se den aquí­ avances tecnológicos, pues nadie quiere arriesgar sus esfuerzos y dineros en algo de lo que no tienen una buena probabilidad de disfrutar de sus beneficios, por la corrupción impune operante.

Así­ que la falta de crecimiento de la economí­a nacional no hay que buscarla en complicadas razones de la teorí­a económica, sino en la terrible inmoralidad que padecemos en el manejo de los asuntos públicos.

Atte.- JVG.- 12-10-16