29/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Agosto 31 de 1882: llega el Ferrocarril a la Ciudad de Monterrey proveniente de Nuevo Laredo, entrando por el Norte de la Ciudad. El 8 de marzo de ese año quedó terminado el Puente sobre el Río Salado -territorio de Lampazos, hoy parte de Anáhuac-; el 15 de abril el tren llegó a Lampazos; el 30 de mayo a Villaldama; el 5 de agosto a Salinas Victoria, y el 31 de agosto de 1882 a Monterrey.

Fue un día de fiesta para los reineros; la Ciudad se había embellecido pues el gobernador Genaro Garza García y el alcalde de Monterrey Praxedis García habían trabajado arduamente en su acicalamiento durante todo un semestre.

La Plaza Zaragoza, el Palacio Municipal y el Teatro Progreso lucieron limpios, pintaditos e iluminados para esta alegre fecha.

En la entrada de Monterrey, estaba una gran cantidad de jinetes con sus caballos esperando la llegada del Ferrocarril y lo escoltaron a todo galope hasta su destino.

Desde principios de agosto había empezado a aparecer una nota en el Periódico Oficial invitando al pueblo a que asistiera a una fiesta popular con motivo de la llegada del Ferrocarril.

Así que fue una multitud de personas a pie, en caballo y en Carruajes para ver con sus propios ojos semejante demostración de modernidad. 

En el Ferrocarril venían las autoridades de los dos ‘Laredos’, de Villaldama, y de Lampazos con sus familias.

Finalmente el tren se detuvo en un solar baldío -ubicado en donde se planeaba construir la Estación del Ferrocarril, y enseguida una Plaza que en 1892 tomaría el nombre de Plaza Oaxaca, en honor a Benito Juárez y al presidente Porfirio Díaz, que eran oriundos ambos de Oaxaca.

Ya con el Ferrocarril disponible, luego de un periodo de ajuste, la Ciudad se catapultó en su desarrollo y, en consecuencia, llegó un proceso industrializador que hizo de Monterrey, la capital industrial de México.