03/May/2024
Editoriales

Monterrey debería retomar el liderazgo en el negocio de farmacias

Para el año de 1886 Monterrey ya era una Ciudad moderna con una población de 37 mil 500 habitantes.

 Desde 1870 tenía comunicación instantánea con la Ciudad de México vía telegráfica; contaba en 1882 con servicio de ferrocarril a Nuevo Laredo; y sus habitantes utilizaban un primer servicio de transporte urbano colectivo -el Tranvía de mulitas-.

 En ese año de 1886 se entregó al señor A. C. Schryver la concesión para que explotara una vía férrea que iría desde la estación del Ferrocarril Nacional de México hasta Topo Chico, que inauguraría en 1887 un ferrocarril urbano que, en realidad, dio servicio hasta 1890.

 Había comerciantes que organizaban excursiones o viajes turísticos a San Luis Potosí, a la Ciudad de México, y al norte, visitando Corpus Christy y San Antonio.

Para 1882 ya había en la Ciudad algunas líneas telefónicas; en 1884 eran 91 números telefónicos, y para 1891 ya sumaban 256 los teléfonos en Monterrey.

 Sin embargo, a partir de 1886 hubo una caída importante en la economía local derivada de una gran disminución del comercio por la proliferación del contrabando.

 Pero el crecimiento de la población continuaba y uno de los rubros que siguió creciendo fue el de las boticas, pues la gente seguía enfermándose y necesitando medicinas.

 En 1886 eran 27 las boticas o farmacias que existían: por la calle de Ocampo -hoy Padre Mier poniente- había dos, una propiedad del médico Evaristo Sepúlveda, y la otra enfrente de la Plaza de la Purísima, propiedad del doctor Rafael Garza Cantú.

 Por la calle de Santa Lucía -hoy 15 de Mayo- se ubicaba la Botica del Hospital Civil, entre las actuales calles de Cuauhtémoc y Pino Suárez, frente al Hospital González, en donde ahora está el Hospital de Zona número 21 del IMSS.

 En le mero centro de la Ciudad había 13 boticas: La Botica De la Luz que estaba en Hidalgo número 62, propiedad del médico Antonio García: la del Progreso que estaba en la calle del Comercio -hoy Morelos- 44, propiedad del doctor José Mears; la Botica De la Cruz, ubicada en calle del Comercio 21, propiedad del doctor Antonio Ancira; la Botica Del Pilar, por la calle Dr. Mier oriente -hoy Padre Mier- número 97, propiedad del médico Justo del Pilar; la Botica La Fe, que estaba en la Plaza Colón 95 -donde ahora está el Condominio Monterrey de Padre Mier y Juárez-, propiedad del doctor Eusebio Rodríguez; la Botica de Bolívar, ubicada en la Plaza Bolívar 27 de las calles Padre Mier y Cuauhtémoc, del doctor Ignacio Saldaña; Botica Hidalgo en la calle de Matamoros 42, del doctor Bonifacio Villarreal; Botica Del León, en la calle Doctor Mier 71, del médico Eduardo Bremer; Botica Morelos, ubicada en la calle Morelos 9, del doctor Tomás Iglesias; Botica de la Unión, en la calle del Comercio 30, del médico Epitacio Ancira; Botica del Tepeyac, en la calle de Morelos 12, del doctor Aurelio G. de la Lama; Botica del Refugio en la Plaza del Comercio 14 -hoy Plaza Hidalgo-, del doctor Domingo Martínez Echartea; y la Botica San Francisco, en la calle de San Francisco 54 -hoy avenida Ocampo- del doctor Lorenzo Sepúlveda.

 Las restantes 12 boticas que ya estaban en ‘las orillas’ de la Ciudad eran: la del doctor Eulogio Maldonado, ubicada en la calle del Teatro 49 -hoy calle Escobedo; la Botica De la Palma, en la calle del Roble 49, del doctor Plutarco Elizondo; por la calle de Matamoros estaban dos boticas, en los números 61 y 83, llamadas respectivamente Del Carmen y Matamoros, de los médicos Melesio Martínez y Francisco Garza Cantú. La de San Andrés, ubicada en la calle del Aguacate 83, del médico Santiago Zambrano; la Piedad, por la calle de 15 de Mayo 31, del doctor Santos Garza; la Del Roble, también por la calle 15 de Mayo 73, del doctor Tomás Hinojosa; la Del Colegio Civil, estaba por la calle Washington 141, del doctor Pedro Martínez; la de Guadalupe, que estaba en el cruzamiento de las calles del Doctor Mier y Doctor Coss, cuyo dueño era el doctor Ramón E. Treviño; la de San Juan, que estaba en la calle de la Presa 43 -hoy Diego de Montemayor-, propiedad del doctor Justo Lozano;  y la Botica de San José, también ubicada en la calle de la Presa 65, propiedad del médico Melesio Garza.  

 Monterrey fue después cuna y líder nacional con importantes cadenas de farmacias, como Benavides, y Moebius, entre otras, sólo que, por diversas circunstancias se perdió el liderazgo en ese rubro, pues las primeras se vendieron y las segundas desaparecieron.

 Las cadenas de farmacias más importantes son ahora de las ciudades de Guadalajara y de México .