20/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Octubre 17 de 1953: Se publica en el Diario Oficial el nuevo texto del Artículo 34 Constitucional que le da a las mujeres mexicanas plenitud de derechos civiles y políticos, pudiendo votar y ser votadas. En marzo anterior, la Convención de los Derechos Políticos de la Mujer, había aprobado estos postulados en el marco de la ONU. El presidente Adolfo Ruiz Cortínes hizo lo necesario para que esa decisión se convirtiera en realidad, pues además de las tendencias internacionales, la mujer mexicana estaba manumitida por la autoridad del varón que arrastraba siglos de cultura reforzada durante el porfiriato, cuando se declaraba que el destino de la mujer era el hogar y la maternidad. Con este avance social, México incrementó en un gran porcentaje su capacidad productiva, pues ciertamente siempre hemos tenido mujeres trabajadoras, pero este avance vino a ser un acicate para que millones de mujeres terminaran incorporándose al sector productivo nacional.   

 En 1879 se celebró el Primer Congreso Obrero, en el cual grupos grandes de mujeres se sumaron activamente a la lucha contra el porfirismo. Esta primera muestra del poder político femenino caló hondo entre los formadores de opinión, pero fue hasta 1915 cuando se solicitó reformar los artículos 34, 35 y 115 constitucionales, sin embargo, los redactores de la Constitución de 1917 ignoraron este hecho, dotándolas (a las mujeres) sólo de la igualdad en derechos individuales y laborales, pero no de derechos políticos. Sin embargo, en el Yucatán de 1923 se les dio el voto municipal y estatal, estrenándose con tres mujeres diputadas locales: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce; y Rosa Torre fue electa regidora en el ayuntamiento de Mérida. Empero, cuando asesinaron en 1924 al gobernador Felipe Carrillo Puerto, todas hubieron de renunciar a sus puestos.

 Después hubo entidades que permitieron a las mujeres votar en los comicios locales, pero el 7 de marzo de 1937, el senado de la república denegó la iniciativa para igualar los derechos políticos de hombres y mujeres. El camino fue tortuoso, y algunas legislaturas locales permitieron que votaran las féminas pero sólo en elecciones municipales. Actualmente se nos hace muy normal que así sea (que las mujeres voten), pero esa lucha sorda se viene celebrando cotidianamente alrededor del mundo, pues por ejemplo, en Arabia Saudita, fue hasta 2011 cuando se aprobó que votaran, teniéndose que esperar hasta el año 2015 para hacer efectivo ese derecho. 

 En San Luis Potosí, las mujeres obtuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las estatales en 1925 pero este derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925.

 El presidente Lázaro Cárdenas hizo en  1937 una intentona que se boicoteó desde adentro de su propio partido. Miguel Alemán publicó en 1947 en el Diario Oficial la reforma al 115 constitucional concediendo a las mujeres el derecho de votar en las elecciones municipales. Nuevo León ha sido un estado importante para esa lucha, pues nuestra paisana Margarita García Flores lo solicitó al presidente Ruiz Cortínes, y tiempo después, María Elena Chapa Hernández fue factótum para que se reformara la ley que otorga a la mujer los mismos espacios políticos en puestos de elección popular, en forma obligatoria a todos los partidos políticos en México.