Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Septiembre 3 de 1967: el nuevoleonés Ramón Cárdenas Coronado, nacido en septiembre 9 de 1909, es nombrado en Caracas, Venezuela; “Contador emérito de América”, merecida distinción a un profesional dedicado a enaltecer la profesión de Contador Público. Don Ramón nació en un humilde hogar del centro de la ciudad de Monterrey –Arista entre Tapia e Isaac Garza- en una familia proveniente de San Luis Potosí. Su padre don Gabriel Cárdenas, llevó a su esposa e hijos a Texas por cuestiones laborales, incluyendo desde luego al niño Ramón, y regresaron a Monterrey en 1914, en una accidentada llegada, y por los avatares de la revolución el jefe de esa familia prefirió retornar a Texas, -antes estuvieron un tiempo en Nuevo Laredo- por otra temporada larga. Pero a los 12 años de edad del jovencito Ramón, ya vivía toda su familia en Monterrey, y él logró ingresar a la escuela primaria de la Fundidora Monterrey, donde destacó por sus deseos de aprendizaje e inteligencia.

Entró -desde muy joven- a laborar en esa gran empresa nuevoleonesa que forjó no sólo acero, sino a miles de nuevoleoneses en el horno de la vida. Estudió en la Escuela de Comercio General Zaragoza, y al término, la Fundidora ofreció becas para quienes quisieran estudiar en la ciudad de México la carrera de Contaduría de Comercio. Consiguió una y al término de sus estudios optó por conseguir la patente de Contador Público, en la Secretaría de Educación Pública federal. Esta nueva carrera de Contaduría Pública tuvo un primer titulado nuevoleonés –y número 49 a nivel nacional-, ya cuando era impartida por la UNAM, que era precisamente Ramón Cárdenas Coronado. Esto fue en junio de 1935; regresó a Monterrey a trabajar en la Fundidora y casó con la señorita Concepción Marroquín Guzmán, originaria de Allende Nuevo León, con quien procreó a sus hijos María Concepción, Ramón, Yolanda, José Antonio, Manuel, y Rosa María Cárdenas Marroquín. Don Ramón Cárdenas Coronado estableció el primer despacho contable en Monterrey en el año de 1938, en una oficina ubicada en Zaragoza y Matamoros, planta alta. Además inició una larga trayectoria docente que culminó con la fundación de la facultad de Contaduría Pública y Administración, el 19 de septiembre de 1952, siendo rector Raúl Rangel Frías.

Y para su dicha, fue nombrado primer director de esa Facultad el día 13 de octubre de ese mismo año. El nombre de don Ramón Cárdenas Coronado a partir de ese momento, aparecía en prácticamente todas las escrituras constitutivas de clubes, asociaciones, cámaras y demás organizaciones ciudadanas quienes le invitaban a ser socio fundador debido a sus sabios consejos administrativos, y por su experiencia en organización de instituciones civiles. Cuando el equipo Tigres de fútbol soccer ascendió a la primera división, solicitó en 1974 que la presidencia del club fuera atendida por Don Ramón, y él aceptó, pues era muy difícil que se negara a apoyar a cuanta causa noble le invitaran a aportar sus conocimientos. En 1944 fundó el Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León, que nacería a partir de la Sociedad de Contadores de Monterrey, fundada desde 1944. El 9 de diciembre de 1949 rindió protesta la primera directiva del Instituto de Contadores Públicos local, cuyo presidente era don Ramón Cárdenas Coronado, y para el 18 de abril de 1961 ya se había transformado este Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León, en Colegio Profesional.

Cuatro años después, don Ramón impulsó la creación a nivel nacional del Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A. C. Este nombramiento de Contador Benemérito de las Américas, en asamblea internacional celebrada en Caracas, Venezuela, le dio una de las más grandes satisfacciones de su vida. Don Ramón murió feliz porque estaba trabajando en una destacada posición gubernamental. Una obra escrita por el historiador Roberto Chapa Martínez es dedicada precisamente a Don Ramón y prologada por el doctor Alfredo Piñeyro, donde se aprecian sus grandes dones personales y profesionales.