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El Santa Catarina, un río que ha traído muerte y destrucción

Monterrey, N. L- “Nunca supimos a ciencia cierta si era mi padre el cuerpo que nos dieron en la morgue y que llevamos a sepultar a Torreón su tierra; estaba irreconocible y ahora honramos cada año los restos que reposan en la tumba”.

 Así lo recuerda Roberto Torres, quien en septiembre de 1988 por semanas buscó entre los escombros del Río Santa Catarina primero, luego en la morgue, a su padre que viajaba en uno de los dos autobuses que fueron tragados por la creciente del afluente que atraviesa la zona metropolitana de Monterrey y que, a lo largo de la historia ha causado muerte y destrucción con sus inundaciones.

  Al igual que Torres, los familiares de Leonardo, un periodista que también viajaba en uno de los autobuses que iban rumbo a Torreón, Coahuila, nunca supieron de él. Tan sólo en un par de autobuses que osaron cruzar el vado del Santa Catarina a la altura del municipio de San Pedro, el embate del huracán Gilberto dejó enterradas las unidades y poco más de cien cuerpos, pero la suma superó los 200 cuerpos encontrados más decenas no localizados.

 Con más de 40 kilómetros de longitud, el lecho seco del Santa Catarina va desde el poniente en el municipio de Santa Catarina y atraviesa San Pedro, Monterrey, Guadalupe, Cadereyta y Juárez, antes de seguir hacia Tamaulipas.

 Según los archivos de historiadores y periodísticos  despierta cada ciclo de 20 a 30 años: 1909, 1938, 1967, 1988, años recordados por pavorosas inundaciones.

 Por si fuera poco, en este siglo 21, en el 2010 el huracán "Alex" dejó más que nada daños materiales y casi destruyó la ciudad y la infraestructura adjunta al río. Fueron miles de millones de pesos en pérdidas.

 Historiadores locales, llaman a no bajar la guardia pues es posible que un ciclón más fuerte esté por venir.

  “El anterior fue el 'Gilberto', y ya andaríamos pensando que nos va a visitar un gran ciclón, parece que éstos son preludios de un gran ciclón”, explicó  Gerardo Merla, historiador y geógrafo.

 Autor de El Río Santa Catarina en el Valle de Monterrey, publicado en 1996 por la UANL y el Municipio de Santa Catarina, señaló que el caudal de este río puede alcanzar una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora.

 Y su fuerza alcanza para barrer lo que encuentre a su paso. “Esta historia de los ciclones ha estado 400 años de la Ciudad”.

  Recuerda que cada vez que se ve el cauce del río Santa Catarina lleno de agua surge en la memoria de la comunidad regiomontana la Inundación de 1909, una de las peores tragedias que ha vivido Monterrey.

 De hace 100 años a la actualidad, sin embargo, hay una gran diferencia en el trato que reciben los pronósticos climatológicos: el huracán "Alex" se pudo pronosticar; las lluvias que provocaron la Inundación de 1909 nadie las esperaba. “Por los daños que dejó se calcula que tuvo vientos de más de 300 kilómetros”.

 En su oportunidad, Carlos González, historiador y cronista del  Municipio de  San Pedro, pide reflexionar sobre el riesgo de construir sin respetar el cauce del Santa Catarina. “Los malos somos los desmemoriados que volvemos hacer la misma pen…”.

 Recuerda que en los años 50 del siglo pasado   se canalizó el cauce del río  en Monterrey, desde el Puente Gonzalitos al Puente Félix U. Gómez con un ancho de 200 metros; luego se creó Protección Civil y recientemente se construyó la Presa Rompepicos que ha ayudado a contener las fuertes avenidas de agua que bajan de la Sierra madre Oriental.

 Ambos historiadores coincidieron en señalar el riesgo de pensar que lo peor de la tormenta ha pasado y caer en el olvido de la historia, pues quien no la recuerda está condenado a repetirla.

 El paso del huracán "Gilberto" en 1988 dejó algunas lecciones que evitaron que con "Alex" hubiera una tragedia mayor como la creación de Protección Civil del Estado, reubicación de los grandes asentamientos poblacionales en el cauce del río, aumento de capacidad y eficientización de los sistemas de evacuación de personas y albergues y la construcción de la presa Rompepicos.

 Mientras tanto, hoy está prohibido cualquier asentamiento deportivo o de tianguis, como antaño, en el lecho seco del río que en época de lluvia suele despertar.

 La historia puede repetirse, no hay que confiarse coinciden Roberto Torres y loa familiares de Leonardo, quienes recuerdan la gran tragedia del “Gilberto”, el 17 de septiembre de 1988.