Espectáculos

Libros en la UANL una década entre lectores

[Desde el pasado miércoles 11 de marzo y hasta este domingo 15 se lleva a cabo la décima Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León que en sólo diez años, como lo escribe el poeta regiomontano Luis Aguilar (quien con su texto debuta en esta sección cultural), ha generado un interés inusitado en el campo de la escritura…]

Llevar a cabo una feria del libro es una labor titánica, pero convertir un ejercicio universitario en una gran feria es algo casi nunca visto: es como llevar a los Óscar una película independiente. Cosa que —la historia lo registra— ocurre pocas veces.

Una niña gigante

¿Qué tiene la Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León, conocida popularmente como UANLeer, que se ha convertido no en un espacio más sino en el espacio al que editoriales de gran renombre, independientes, autores consagrados y noveles autores quieren concurrir? ¿Qué tiene esta feria en la que premios Nobel de Literatura, como Jean Marie LeClezio, aceptan participar?

¿Qué tiene esta feria que, por encima de ferias estatales —con el presupuesto que ella implica—, ha despuntado al grado de convertirse en la oferta más seria de contenidos, bloqueando responsablemente otros mercados como el millonario marketing de autosuperación y ayuda? ¿Qué tiene esta feria que mientras los índices de público en ferias tan poderosas, como la del Palacio de Minería, disminuyen en la de Nuevo León año con año se incrementan?

Una probadita: en sólo cinco días de actividades, durante la edición 2020 de la UANLeer, serán presentados 85 libros: 85. Desde temáticas como la protección de la naturaleza, la educación, la literatura infantil y juvenil, narrativa y poesía, temáticas de género e investigaciones académicas, hasta fotografía o historia.

 Este año, bajo el lema Una década entre lectores, esta feria celebra 10 años de vida. Es una niña. Pero una niña gigante. Y quizá el secreto está en el enfoque: su espíritu no ha sido la farándula ni el oropel ni el dinero, sino los lectores. No es extraño: su director Antonio Ramos, quien abandonó la sordidez del dolor de sus primeros libros, es promotor de la lectura y ahora escritor de literatura para niños y adolescentes.

Numeralia y realidades

La numeralia impacta, pero esconde las historias. Aunque el resumen es simple y puede decirse que en diez años de existencia se han realizado más de 2,000 actividades, lo cierto es que la UANLeer ocurre en un lugar íntimo, donde se facilita que, en el ir y venir de actividades, autores y público realmente se encuentren.

La numeralia nos ubica, pero las historias nos sorprenden. En los pasillos del Colegio Civil de la UANL se han iniciado amistades, se han firmado libros, se han tomado cientos de selfies. De ahí, los autores salen con nuevas historias; el público, con autores que ya son amigos.

Esta feria la inició Celso José Garza Acuña, periodista, gestor y promotor cultural y hoy al frente de la Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL. Pepe Garza, como es más conocido en el ámbito cultural. Empezó con apenas 15 módulos en los jardines de la Casa Universitaria del Libro en 2010, acudieron al llamado unas 30 editoriales y asistieron cerca de 2,000 personas; las últimas cifras, de 2019, son de 32,000 asistentes. Un crecimiento de público de 1,600 por ciento. Y no sólo eso se ha incrementado: en 2020 asisten a ofertar sus títulos 80 casas editoriales distribuidas en 25 estands agrupados en cuatro pabellones.

 Y la apertura en tanto mundillo literario es evidente: se pueden buscar títulos comerciales de Penguin Random House o Planeta, pero también exquisiteces gourmet de Mantis Editores, Tabaquería Libros, La Crifra Editorial o el impresionante catálogo de Vaso Roto.

Salones y reconocimientos

Pero estos números y nombres quizá digan menos que el hecho de que toda la UANLeer se inclina siempre hacia los lectores: este año, por ejemplo, ha sido “tomada” por los clubes locales del libro: ellos organizan 25 presentaciones de libros con propuestas propias. En total, los espacios del Colegio Civil recibirán casi 300 eventos repartidos en dos foros principales, cinco espacios de talleres para niños y cinco salones para presentaciones de libros.

En esta edición, además, recibirán el Reconocimiento al Mérito Editorial Margarita de Orellana Iglesias y Alberto Ruy Sánchez, un premio por primera vez compartido entre dos editores; Era celebrará su 60 aniversario en los espacios de la UANLeer con presentaciones de libros y los diálogos Hacer el cuento entre Ana García Bergua y Socorro Venegas; y Maestros del cuento mexicano entre Eduardo Antonio Parra y Luis Jorge Boone, dos importantes figuras de esta casa editorial.

 Una de las cosas que fortalecen a la feria, además, son los novedosos inventos anuales en los que Toño Ramos tiene qué ver. Así nació en 2017 el Salón del crimen, que atestigua el movimiento de la novela negra en México; al año siguiente, el Salón de la poesía, que coordina el poeta Margarito Cuéllar; y el Encuentro de Promotores de Lectura con la Fundación SM, que este año tiene como eje un tema que es urgente plantear a nuestra sociedad: El pensamiento inclusivo a través de la lectura. En 2019 nació el Encuentro de clubes de lectura de la ciudad y el ciclo de Música y Letras. En 2020, la UANLeer se cubre además con el arcoiris: abre la primera edición del Festival Cuir y el ciclo Enjambre Literario.

Los cinco días

Y aunque a los economistas neoliberales todo lo anterior puede no significarles nada, lo cierto es que los cálculos no son menores: sólo en 2019 esta feria, que inició como un suceso modesto, bancó casi un millón de pesos en ventas. Nada despreciable, pero no importante. Toño Ramos, con quien establecí comunicación directamente, lo resume así (y sólo por ello lo cito):

La UANLeer cifra su éxito en la conformación de actividades y la formación de lectores. Los stands desde el principio han sido ofrecidos por invitación y de manera gratuita; en muchas presentaciones de libros, la propia Editorial Universitaria compra ejemplares o dona ejemplares a los estudiantes que nos visitan.

Aunque a tope en el uso de salones y espacios disponibles, el número de eventos se mantiene con una nómina de invitados de cerca de 150 autores, casi los mismos que el año pasado. Y si consideramos que inició con 10 invitados en 2010, que subió ya en Colegio Civil a más de 60 con Francia como país invitado y que desde 2017 pasa siempre de 100 escritores, el número de este año es considerable.

Pero más que llenar todos los espacios u ofertar firmas de relumbrón, la feria de la UANL ha sido ante todo orgánica y hospitalaria. Me tomé —por ejemplo y por sana curiosidad— la libertad de preguntarle a un autor —que ha estado en esta feria en varias ocasiones— por qué diablos sigue yendo. Carlos René Padilla fue contundente:

—La gran diferencia es que le ponen corazón e intención. He visto otras ferias universitarias que solamente programan una feria como parte de un requisito. Una palomita para decir que realizaron una feria del libro y acceder a fondos de apoyo. La UANLeer se vive y se comporta al nivel de una feria nacional y eso se agradece, tanto desde el punto de vista del escritor como del de todo lector.

Y hay un punto más que anoto: hay, en toda organización de tal magnitud, un equipo anónimo y es tiempo de que comencemos a no obviarlo: se la rifan, se estresan, se organizan, se pelean seguramente, discuten pero, al final, tienen un solo objetivo: esos cinco días.

Toño Ramos le debe mucho a Lorena Contreras y a Cynthia Díaz en la terrible y complicada logística: cuántos autores, en qué vuelos, las horas en las que arriban o hay que despedirlos, cuántas habitaciones; a Mildreth González en la imagen y, desde luego, a un activo fijo del Colegio Civil: Hernando Garza, quien mueve la difusión.

El mercantilismo no tiene espacio

Por supuesto, como en todo gran evento, existen cosas que pueden cuestionarse o no terminar de cuadrar al ojo público. Una de ellas son los nombres que se repiten, casi año con año, pero que no siempre dependen directamente de los organizadores pues las casas editoriales, con base a sus intereses promocionales, definen listas de autores que le proponen a la UANLeer. Entre estas instancias las hay públicas y privadas. El INBAL, Vaso Roto Ediciones, Fondo de Cultura Económica, Anagrama, Planeta, Era y hasta Afirme colaboran y, por lo tanto, proponen y definen en el ámbito de sus aportaciones algunas presencias o eventos.

Pero más allá de ello, y de todo lo que pueda crecer o perfeccionarse, quizá la mejor explicación para entender el éxito de la UANLeer radica en la comunión: esta es una feria donde el mercantilismo no tiene espacio y el centro de todo es la literatura. Ahí se reúnen los dos bandos que la conforman: quienes la hacen y quienes la disfrutan. Y en la UANLeer una cosa no excluye a la otra.

Parte del menú

Entre los autores que se podrán abordar en los pasillos o escuchar en sus intervenciones están el poeta Robert Pinsky, quien apareció en un capítulo de Los Simpson; o Joumana Haddad, María Baranda, Gabriela Riveros o David Toscana. Se presentarán grandes títulos como Una dacha en el golfo, de Emilio Sánchez Mediavilla, ganador del primer Premio Iberoamericano de Crónica Anagrama UANL Sergio González Rodríguez; Las mejores palabras de la libre expresión, de Daniel Gamper, ganador del 47.º Premio Anagrama de Ensayo 2019; Entre los rotos, de Alaíde Ventura Medina, Premio Mauricio Achar de Literatura 2019; y Matrioshkas, de Miguel Barquiarena, el más reciente Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín. Es para no perderse la posibilidad de adquirir la traducción al español de No voy a odiar, de Izzeldin Abuelaish, candidato al Premio Nobel de la Paz.

Para niñas y niños, habrá cuentacuentos, teatro, música y talleres. Firmas como Lego, Papalote Museo del Niño, Pinacoteca Nuevo León, Tresnubesediciones, la Facultad de Artes Visuales UANL, Física Pato2 con Ciencia, de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, que dirige Atilano Martínez Huerta, hacen equipo para este sector del público; mientras en el cine, el ciclo De la escritura a la pantalla proyectará las cintas La religieuse, Madame Hyde , Le silence de la mer, Un amour imposible y Le douleur; y en las artes visuales aparecerán el querido Rogelio Cuéllar con la muestra El rostro de las letras; y Sarah Kuzmicz con Silencios, una obra pictórica que llega por primera vez a Monterrey. En la música destaca la enorme Orquesta Sinfónica de la UANL y a La Tumba, un antro emblemático alternativo de Barrio Antiguo, llegará una leyenda del rock argentino: Litto Nebbia.