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El Puente del Papa, testigo estoico de las crecientes del río Santa Catarina

Monterrey, N. L.- Desde 1909, el Puente San Luisito, hoy llamado “Puente del Papa”, ha sido mudo testigo de las pavorosas inundaciones que  el Río Santa Catarina ha dejado a Monterrey  y que trajeron dolor y destrucción a los regiomontanos.

 Las inundaciones provenientes del cauce del río  han sido cuatro en el siglo XX; en 1909 – la más dolorosa-, 1938, 1967 y 1988, ésta última  que dejó más de 250 víctimas y acabó con la infraestructura de la ciudad. La de “Alex” fue la primera del siglo 21.

 Todavía está en el recuerdo de los ancianos e historiadores la más catastrófica de las inundaciones, el desbordamiento del afluente el 27 de agosto de 1909, que dejó  cerca de seis mil víctimas, tres mil de las cuales, murieron en el famoso barrio San Luisito, ahí donde ahora está el citado puente y la misma zona que azotó “Alex”  en 2010.

 El  historiador y cronista de la colonia Independencia, Daniel Sifuentes, recuerda que el 10 de agosto de 1909  un torrencial aguacero “hinchó las aguas del río” y arrastró decenas de casas; “un presagio de lo que ocurriría días después”, agrega.

 En un estudio sobre la colonia Independencia, ubicada frente al escenario de las catástrofes, Sifuentes recuerda que la inundación del día 10 respetó las construcciones sólidas lo que dio confianza a los pobladores del barrio y no tomaron las precauciones cuando a partir de las 10 de las  noche del 27 de agosto  y hasta el 28, el río elevó sus agua para lanzar torrentes y arrasar con puente y viviendas.

 Gerardo Merla, historiador y geógrafo, autor de El Río Santa Catarina en el Valle de Monterrey, publicado en 1996 por la UANL y el Municipio de Santa Catarina, recuerda que el caudal puede alcanzar una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora y sostiene que “Gilberto”  y “Alex” parecieran ser los preludios de un gran ciclón. También coincide Sifuentes en el riesgo de olvidar la historia, pues podría repetirse.

 El ex secretario de Obras Públicas del Gobierno Estatal, Lombardo Guajardo Guajardo, consideró en su oportunidad como urgente un replanteamiento en el uso del cauce del Río Santa Catarina y la construcción de otra cortina  en el cañón de Ballesteros, pues, dice, de no haber existido la Rompe Picos, el desastre  fuese mayor.

  “Aquí el problema es que la naturaleza nos da la lección que el agua tiene sus márgenes y sus límites y la propuesta  es  aumentar la capacidad del canal de estiaje   del río de perdido hasta mil metros cúbicos, ahora tiene 500”.

 Citó como ejemplo solo el Arroyo el Obispo que tiene una capacidad de 500 metros cúbicos y la cortina Rompe Picos por su vertedor fluye 500 metros cúbicos. Cuando la lluvia se da en los dos lugares por donde se generan los escurrimientos, solo estos dos afluentes, doblan la capacidad del canal, añade.

 Por ello, habla de replantear el cauce del afluente pues han disminuido las zonas de infiltración y   aumentado las de escurrimiento lo que complica más y hace más crítica la situación.

 Propone  analizar  las cuencas, aumentar la capacidad del canal de estiaje, revestirlo  para que tenga más velocidad el agua y salga con rapidez.

 A raíz de la hecatombe  de 1909 el puente San Luisito desapareció; un primer puente de fierro y madera construido en 1904 lo arrasó un incendio en 1908.

 En 1976 fue inaugurado el tercero y cambió al nombre del Papa en 1979 en la visita de Juan Pablo II. Estoicamente ha soportado los embates de “Gilberto” en 1988 y de “Alex” en 2010.

 Todavía está en el recuerdo de los regios la presencia del papá Juan Pablo Segundo que a decir de las crónicas reunió a alrededor de un millón de fieles en 1979 y dos años más tarde, el Rigo Tovar y su Costa Azul, sumaron más de 400 mil, todo con un testigo fiel, el Puente San Luisito, hoy del Papa.