El procurador Raúl Cervantes renunció dejando tras de sí dos diagnósticos en los que, indicó, se verá con claridad que debe trabajarse aún en cambios de fondo para que el nuevo sistema de justicia funcione. La arquitectura institucional de la PGR es inadecuada e insuficiente para llevar a cabo los procesos del nuevo Sistema Procesal Penal Acusatorio, se tienen capacidades muy limitadas de investigación reflejadas en el reducido éxito de asuntos en los cuales no hay detenido en flagrancia. Así de contundente es el documento Desafíos y acciones para consolidar el Sistema Penal Acusatorio, entregado por el ex Procurador General de la República, Raúl Cervantes Andrade al Senado.
Cervantes, quien renunció alegando abiertamente que con ello buscaba liberar el proceso de conversión de la PGR en una Fiscalía General, expone que lo que constató fue la desintegración en todas las capas de la organización de la PGR: normas, procesos, recursos humanos, información y sistemas.
En el diagnóstico se puntualiza que a lo largo de los últimos cien años, la duración promedio de los procuradores en el cargo ha sido menor a dos años, situación negativa para el adecuado desarrollo organizacional de la Procuraduría y la calidad de los servicios de procuración de justicia. En esta administración la durabilidad no será superior: inició Jesús Murillo Karam, le siguió Arely Gómez y finalmente Cervantes debió tomar y dejar el cargo antes del fin del sexenio.
El diagnóstico de 16 hojas, que presentó el exprocurador identificó el uso escaso de los mecanismos alternativos de solución de controversias previstas en la ley nacional.