27/Apr/2024
Editoriales

La honda de David

Hubo un niño llamado David N. con gran puntería y habilidad con la resortera, al grado que sus amigos le decían El Nuevo David.

Hasta que descubrió que era mucho más divertido matar pajaritos y así lo hacía, tumbando con sus tiros de resortera a Gorriones, Jilgueros, Zanates y Colibríes, aunque debo decir que David les daba respetuosa sepultura a las víctimas de sus disparos.

Pero cuando sus padres se enteraron de lo que hacía, lo reprendieron en forma tan áspera y convincente, que David suspendió esas dañinas prácticas y por buen tiempo se dedicó a disparar exclusivamente a los otros niños.

Años después se dedicó a la milicia, y en la Segunda Guerra Mundial, David fue ascendido a general y condecorado con las cruces más altas por matar él solo a 36 hombres, pero más tarde degradado y fusilado por dejar escapar viva una Paloma mensajera del enemigo.

 

 

Cuento de Augusto Monterroso, versión libre mía.