07/May/2024
Editoriales

Ya estamos renovados, como las águilas

Estuvimos más de un año y medio semi enclaustrados por la pandemia. Ahora, aunque existe de nuevo una tendencia a reciclar el proceso, podemos salir -con precauciones- a trabajar y disfrutar de la vida.

El tiempo que estuvimos fuera de circulación sirvió para renovarnos, algo que es indispensable en todas las especies.  

Por ejemplo el águila, que es el ave de mayor longevidad de su especie -puede vivir 70 años-, llegando a los 40, sus uñas se flexibilizan tanto que no puede agarrar sus presas para alimentarse, su pico se encorva de más y sus alas se engruesan demasiado. 

Este hermoso animal, si quiere seguir viviendo, debe pasar por un proceso de renovación que tarda 150 días. 

Se aísla en lo alto de una montaña, en un nido cercano a un paredón que golpea con su pico hasta que se lo arranca, y espera el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas talones.

Cuando nacen los nuevos talones, se deshace de sus viejas plumas.

Y después de cinco meses de inactividad, realiza el famoso vuelo de renovación que le dará 30 años mas de vida.

Este año y medio pasado que nosotros estuvimos aislados fue nuestro proceso de renovación. 

Ahora nuestra consciencia es mayor; podemos apreciar más la vida, la familia y menos los aspectos económicos.

Nuestra renovación es un hecho, las inercias y vértigos que nos traían siempre acelerados sin reflexionar el fondo de las cosas, ya pasaron. 

Ahora todo depende de nosotros, más que de las circunstancias. 

Los recuerdos dolorosos quedaron atrás; nosotros sobrevivimos y un futuro luminoso nos espera.