20/Apr/2024
Editoriales

Los Grandes Gobernadores de Nuevo León. Luis M. Farías, tercera parte

En los dos textos anteriores comentamos el liderazgo de Luis M. Farías. Su paso por tres legislaturas, dos como Diputado Federal en donde fue líder una vez, y la senaduría que interrumpió por atender el llamado del Congreso Local que lo nombró Gobernador sustituto de Eduardo A. Elizondo. Cómo afrontó el problema estudiantil generado por la autonomía universitaria, sus principales actos de Gobierno y el estupendo manejo periodístico de su imagen.   

 

El secuestro del avión que iba a México y terminó en La Habana

Botón de muestra es el incidente del 8 de noviembre de 1972. Un avión de Mexicana de Aviación con pasajeros que volarían de Monterrey a la ciudad de México fue secuestrado en el aeropuerto por unos jóvenes guerrilleros de la Liga de Comunistas Armados de Monterrey. Exigían la liberación de cinco de sus compañeros presos a cambio de los pasajeros. El gobierno liberó a los presos, pero los jóvenes en vez de soltar a los secuestrados se los llevaron en el mismo avión a La Habana, Cuba. Esto sucedió cuando Farías gobernaba Nuevo León, los presos rescatados estaban en el penal del Topo Chico… y no se mencionó siquiera el nombre del gobernador. 

 

Termina Farías su gubernatura, y entrega a Pedro Zorrilla

Luis “Tres Turnos Farías” trabajó duro e hizo política a favor del proyecto nacional de su partido. Cuando llegaron los tiempos de postular al candidato del PRI a sucederlo, maniobró sigilosamente para que Martínez Domínguez no fuera el abanderado, sino Pedro Zorrilla, el favorito del presidente Echeverría, empujado por el secretario de gobernación Mario Moya Palencia. Farías concluyó su periodo de gobernador sustituto en 1973 entregando el puesto –como estaba calculado- a Zorrilla, sabedor que, si llegar al poder es difícil, mucho más lo es dejarlo; un error puede significar el derrote electoral que, en aquel tiempo, por improbable era más delicado que ahora. 

 

Farías retornó a sus actividades profesionales de locución y doblaje de películas en Estados Unidos. Cuando había la oportunidad viajaba y participaba en actividades partidistas, destacando entre ellas la de Delegado del PRI en el estado de Sonora. Sin embargo, el partido requirió de su prestigio político en 1976 para cosechar votos desde una candidatura a diputado federal. Compitió por el distrito sexto que abarcaba todo el norte del estado y, como era de esperarse triunfó avasalladoramente.

 

Diputado Federal por tercera ocasión y preside el Congreso de la Unión

En esta nueva Legislatura se aplicó en apoyar los planes alimentarios y petroleros del presidente José López Portillo, a quien le contestó el Informe Presidencial de 1981. Lo hizo porque Farías era presidente del Congreso de la Unión. Su discurso fue patriótico y solidario con su jefe político a unos meses de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo –OPEP- bajaría el precio internacional del crudo y comenzaría una gravísima crisis económica en México.

 

Una vez clausurados los trabajos de esa Legislatura, regresó a la vida privada. Y en 1985 cuando viajaba por Europa fue convocado a regresar a la ciudad de México para que el dirigente del PRI Adolfo Lugo Verduzco le informara la posibilidad de ser postulado como candidato a la alcaldía de Monterrey para el periodo 1985-1988. Y efectivamente el propio presidente Miguel de la Madrid le ratificó tal expectativa, a pesar de que desde 1981 había empezado a mostrar síntomas del Mal de Parkinson.

 

Luis M. Farías, gana la alcaldía de Monterrey

Ganó la elección en Monterrey sin mayores problemas a pesar de que siempre es un proceso complicado, logrando el 80 por ciento de los votos. Tomó posesión en enero de 1986 creyendo que la deuda municipal era de mil 700 millones de pesos. Pero luego se dio cuenta que esa cantidad sólo cubría a los bancos, y que ya incluyendo proveedores era de 3 mil 600 millones de pesos más intereses, cantidad que era impagable.

 

Farías aplicó una política de austeridad recortando gastos y recurriendo a sus buenas relaciones en el gobierno federal. Consiguió mantener e incluso dilatar el nivel de la prestación de los servicios públicos. Por ejemplo, el departamento de limpia municipal se reorganizó para optimizar la recolección de basura, dejando de ser diaria en ciertos sectores para, con las mismas unidades y el mismo personal, dar servicio al doble de rutas sin mayor costo pasando por las casas el camión de la basura en días alternados.

 

Salinas de Gortari y Cemex apoyan a Farías

El alcalde Farías consiguió con el secretario de programación Salinas de Gortari, un apoyo de mil 800 millones para pagar proveedores, resolviendo la mitad del problema financiero. Después utilizó su oficio político para construir una vía alterna a la avenida Gonzalitos con la obra Balcones de Monterrey, que requería de enormes cortes en roca firme para conectar Insurgentes con la Avenida Leones al poniente. Farías convenció al empresario cementero Lorenzo Zambrano de que él hiciera las excavaciones en la roca a cambio de un diploma, y del material producto de los cortes como insumo para su planta de Cemex en la avenida Ruiz Cortines. 

 

De nuevo recibió otro apoyo federal por mil 800 millones de pesos de la subsecretaria de presupuesto María de los Ángeles Moreno. Ya con esta nueva refaccionada y con los recortes pudo cubrir toda la deuda municipal. Sin embargo, su salud seguía deteriorándose y a mediados de su trienio hubo de hospitalizarse en Texas, solicitando permiso al Cabildo para ausentarse dejando a cargo al secretario del ayuntamiento Arturo Suárez Luna. Hasta ahí es el dato duro, pero el rumor fue que como la ley limitaba la ausencia a menos de un mes, si no se presentaba debería ser reemplazado por el alcalde suplente. 

 

Un golpe de estado fallido

En el medio político corrió la especie de que Farías estaba grave y no regresaría a su puesto. Por tanto, el alcalde suplente comenzó a cabildear entre los regidores para que, de resultar cierto el rumor, no hubiera problema para que él tomara las riendas del ayuntamiento. Y a unos días de vencer el plazo realizó una gira de trabajo citando a diversos funcionarios. Esto alarmó al regidor César Guerra del Castillo quien, de acuerdo con Suárez Luna se trasladó a Texas para avisarle a Farías las novedades. 

 

Al siguiente lunes regresó Farías acompañado del médico que lo atendía. Desactivó la bomba y sin decir nada retomó los proyectos municipales, pues sabía que el alcalde suplente actuaría siempre apegado a derecho, aunque la clase política consideró excesivo el rigor del mencionado funcionario. Cierto o leyenda urbana esta anécdota, Luis M. Farías actuaba con prudencia entendiendo la condición humana donde la ambición política se hace presente, y él siempre fue respetuoso de la ley.   

 

En la búsqueda de soluciones viales, el alcalde Farías inició los trámites para el financiamiento de una obra importante: el entronque de las avenidas Lázaro Cárdenas y Eugenio Garza Sada. Sin embargo, el dinero se liberó hasta que faltaban solamente 15 días para concluir su administración, por lo que esos fondos quedaron depositados en las arcas municipales. Hablamos de mil 700 mdp. 

 

Luis M. Farías estaba molesto por haber dejado tanto dinero a la siguiente administración, pues sostenía que los caudales públicos deben ser para ejercerse en obras que beneficien al pueblo, no para guardarse. Pero así es la vida, unos corretean la liebre y otros la alcanzan. Al término de su alcaldía, se fue a estudiar historia a Austin, Texas, aprovechando que ahí estaba cerca de los médicos especialistas que lo atendían y además quería descansar de la vida pública. Alguna vez le dijo a Carlos Salinas que se había ido lejos para evitar la tentación de volver a la política.

 

El gran gobernador de Nuevo León y alcalde de Monterrey, Luis M Farías, murió el 3 de abril de 1999, en Cuautla, Morelos. Su legado político es mayor, y el literario consta de un par de obras: sus memorias biográficas tituladas “Así lo Recuerdo” y la obra histórica “La América de Aranda”, obra póstuma terminada por su hijo Luis Farías Mackey.

 

Fuentes

 

Luis M. Farías, Así lo recuerdo, testimonio político, Fondo de Cultura Económica, México 1992.

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CÁMARA de Diputados.