06/May/2024
Editoriales

Federico Baena

Desde mi primera juventud, fui admirador de las canciones de Federico Baena, llamado el “cantor del desamor”, nacido en Puebla capital y qué vivió en San Martín Texmelucan hasta los 12 años , cuando su familia decidió trasladarse a la Ciudad de México. Hijo de Eva Solis de Baena y Tomás Baena García.

 Fue un niño inquieto, le gustaba practicar el fútbol y el box, fue aficionado durante toda su vida, pero su vocación era la música y la composición, a pesar de estudiar hasta segundo año de medicina, su camino era el arte, estudió clases particulares con los maestros Rodolfo Halffter, Juan B. Fuentes y Jam Kums. Su primer maestro de violín fue José Rocabruna, continuando estudiando la viola y el violín. De piano, como más se le conoce, fue autodidacta.

 De sus canciones, hay mucho de qué hablar, ya que inmortalizó algunas que todavía se cantan. La primera que escuché fue “Pobre vagabundo”, ( soy un pobre vagabundo sin hogar y sin fortuna),  primero con Fernando Fernández, luego Javier Solís, Vicente Fernández y muchos más que la hicieron muy popular.  Luego vendrían “yo vivo mi vida”, “En qué quedamos” (por fin, me quieres o no me quieres) que la popularizaron las Hermanas Águila, se tocaba en todas las sinfonolas de la época, “ Vete por favor”, “Que te vaya bien”,  su primer gran éxito, “Cuatro palabras”, “ Ay cariño”, “Árbol sin hojas”, “Cuatro cirios” que popularizó Javier Solís, “Te vas porque quieres”, “Triunfamos”,  y muchas más que todavía se escuchan y que por desgracia, no se menciona al compositor.

 Fue socio fundador hasta su muerte, de la Sociedad de Autores y Compositores de México y durante su trayectoria, fue objeto de grandes homenajes y premios entre los que figuran La Rosa de Oro y la Fuente de Plata, otorgadas por la Presidencia de la República en 1962.  Fue triunfador en el  Primer Festival de la Canción Mexicana con el tema “Hay cariño”, canción de talla internacional. 

 También recibió el Premio del Instituto Nacional de Bellas Artes, discos de oro, recibió la Medalla Agustín Lara de la Sociedad de Autores y Compositores de México por 50 años de compositor. Recibió merecidamente muchos premios más.

 Pasarían muchos años para que tuviera la suerte de conocer a Sagrario su hija, esposa de mi amigo y compañero de trabajo Enrique Borja, que fuera gran jugador profesional con Pumas y América e integrante de nuestra Selección Nacional (“no la falles Borjita”), con quien llevamos una gran amistad y tener el honor de asistir a  la boda de uno de sus hijos.  Viajaron junto con Aarón Padilla y a quien yo bromeando le decía que “ fue el culpable de ese matrimonio”,- ya que Aarón los presentó y cultivaron una amistad hasta la muerte- , yo trabajando en París, me daba tiempo para convivir con nuestras familias en cenas, al calor de una copa de vino yo le pedía a Sagrario que cantara una canción de su papá, recientemente en esa época fallecido, ella lo hacía con mucho gusto ya que tiene hasta la fecha, buena voz, así escuchábamos las inmortales canciones de Federico Baena, en la voz de su hija, que a la distancia, hacían más nostálgico el ambiente.

 Buenos recuerdos de un gran compositor que nos dejó el 18 de junio de 1996 y una manera de homenajearlo   -ahora con sólo teclear el nombre de sus canciones - son escuchadas sus magistrales composiciones.

 

Fuente: Sociedad de Autores y Compositores de México.