24/Apr/2024
Editoriales

Los grandes gobernadores de Nuevo León Martín de Zavala, segunda y última parte

En la primera parte vimos cuáles eran las obligaciones de los gobernantes del siglo XVII, en qué condiciones estaba Monterrey y el Reino cuando llegó Martín de Zavala en 1626, y el informe que se le rindió. Hablamos de las luchas con los naturales salvajes de la región, y del informe demográfico pormenorizado de los habitantes de aquel Monterrey colonial. También desglosamos el ritual de su toma de posesión de la gubernatura y el inicio de su mandato.

 

Estudiando a Martín de Zavala se concluye que es el primer gobernador preparado para la administración pública. Sus estudios en la Universidad de Salamanca no eran poca cosa, pues a esos niveles académicos llegaba menos del 0.01% de la población. Para ponderar el dato, debemos saber que actualmente estudian en las universidades del orbe 153 millones de personas, que es más del 2.1% de todos los seres humanos. Además, Martín de Zavala fue el primer gobernador del Nuevo Reino de León que no era explorador, colonizador o pacificador, sino funcionario designado. Tal vez por eso su desempeño gubernamental destaca en dos aspectos: la promoción al desarrollo del reino, y su apego a la legalidad para ejercer el cargo.

 

El impulso a las actividades ganaderas y a la prosperidad

Martín de Zavala llegó a la ciudad con 150 personas. Entre ayudantes, sirvientes y gente en busca de fortuna, traían “mucho ganado mayor y menor, 260 caballos con armas, mulas, pertrechos inmunizaciones, trigo y otras cosas necesarias para la labor de las minas”. Y de inmediato inició el desarrollo económico del reino pues “repartió a los vecinos labradores cantidad de rejas, que las más de ellas hicieron comales, dio herramientas y a todos aquellos que les faltaba hasta ganados envió a ensayar las minas de la redonda de Monterrey”.

 

Durante la primera década de su gobierno adoptó una actitud belicosa contra los indígenas, diferente a la defensiva que se acostumbraba. Martín de Zavala organizó entre los vecinos partidas de persecución de indios, (hay quienes afirman que lo hacía para capturar indios a los que trataba como esclavos, Eugenio del Hoyo). Con tal firmeza en el mando su gobierno logró extender el dominio español, impulsando la prosperidad de las haciendas circundantes de Monterrey.

 

Mejoría de las comunicaciones

En 1637 fundó la Villa de San Juan de Cadereyta, y al año siguiente repobló Cerralvo (antes León) abriéndoles buenos caminos para comunicarse con Monterrey. Buscó constantemente yacimientos minerales, ensayando nuevas minas y exploraciones que al final de su gobierno sumaron 220 vetas nuevas. Un memorial enviado a la corte española dice “haber puesto dos haciendas de sacar plata en dicha ciudad (Monterrey), fundando y poblando el Real y minas de San Nicolás de las Salinas, en que hay seis haciendas de sacar plata, muchas minas, fundó el Real de San Gregorio, junto a Cerralvo, en que hay cuatro haciendas de sacar plata”.

 

Promoción a la inversión foránea

Fomentó la agricultura y la ganadería promoviendo que, en los territorios pacificados, o desalojados de indios, llegaran nuevos pobladores, de preferencia ganaderos, que trajeran semovientes de Huichiapan, San Luis de la Paz, Puebla, y Querétaro, a quienes Zavala motivaba con la dotación de mercedes para que se establecieran localmente. El auge de esta actividad inició en 1635 al arribar 30 mil ovejas de Antonio leal. Zavala también trabajó en el mejoramiento del paisaje urbano, pues en 1648 ordenó reparar todas las fachadas de la ciudad, y algunas reparaciones fueron pagadas incluso de su peculio.

 

Pasión por el estado de derecho

Importante fue su decisivo impulso al estado de derecho, rara actitud en las provincias lejanas de las capitales virreinales, que aplicaban usos y costumbres locales en vez de lo estipulado por las leyes. Esto salía a relucir sobre todo cuando el Cabildo de Monterrey actuaba apartado de la ley, vetándole sus resoluciones y resolviendo conforme al marco legal vigente.

 

Un ejemplo. La ley decía que para renovar los puestos en los cabildos, los miembros del ayuntamiento debería proponer candidatos que ellos mismos votarían, se le informaba al gobernador, quien los ratificaba en nombre del rey y luego tomaban posesión. Entre los pocos requisitos que la ley exigía a estos funcionarios estaba que deberían radicar en la ciudad. Pero en la elección de 1627, el Cabildo de Monterrey propuso a algunos propietarios de estancias vecinas, entre ellos a Bernabé de las Casas. 

 

Actos de autoridad en bien del pueblo

Por ello Zavala vetó la elección y comunicó al Cabildo: “no siendo para ello legítimas personas por no ser vecinos como no lo han sido, ni son de esta dicha República, ni a ello pueden ser compelidos, en cuya formación sólo deben ser elegidos en los dichos oficios, los vecinos que son y en delante fueren de esta dicha villa y esto según las ordenanzas para el buen gobierno de ella... mandar este presente año de 1600 y 20 y siete hasta el próximo venidero se suspende las dichas elecciones de dichos alcaldes y regidores... nombrarán este presente año por diputados desde dicha villa a Miguel Sánchez Sáenz por de primer voto y a Bartolomé García por de segundo y a Pablo Sánchez por procurador, a los cuales el dicho gobernador en el nombre de su majestad hallándose  presente dicho que habido y elección, los confirmaba y confirmo”.

 

Castigo a los malos funcionarios.

Así nombró por el poder conferido del rey, un Cabildo que gobernaría un año. Otro ejemplo más. En 1643 sancionó al Cabildo por incumplir sus funciones, entre ellas el correcto llenado del libro de actas, imponiéndoles fuertes multas:

 

“mucha ambición que tuvieron en las cosas de su gobierno, mayormente faltando a la fe de sus juramentos para el uso de sus cargos, pues en ellos prometen y juran pero curarán el mayor aumento y útil de su república, a que no cumplieron, faltando al suyo como el cuidado del libro del cabildo y papeles a él tocantes... Faltaron sin firmas de las partes ni de los demás alcaldes de regidores como de ellos consta en que debía producto cuidado, cuya diligencia había de ser con mayor obligación de los alcaldes ordinarios por ser jueces... Su señoría condenaba y condenó a los alcaldes ordinarios, regidores y procuradores generales de los cabildos que han sido visitados en 450 pesos en plata”.

 

Apoyo al desarrollo urbano

La preocupación del gobernador Zavala por el aspecto y desarrollo urbano de la ciudad también fue motivo de sanción al Cabildo pues “dejar perder esta dicha ciudad dejándola amontar (llenarse de hierba), de tal suerte que parece un monte y no una población, debiendo estar cuidadosos en su limpia”.

 

Así distribuyó las multas al Cabildo:

“…a los capitanes Alonso de Treviño y Pedro Romero alcaldes ordinarios que fueron el año de treinta y nueve, cuarenta pesos, veinte a cada uno; el caudillo Joseph de Treviño veinte pesos, Joseph Cantú treinta pesos de los dos años uno de regidor y otro de alcalde ordinario, Joseph de Treviño Ayala treinta pesos de los dos años, el capitán Miguel de Montemayor veinte pesos, el capitán Francisco Báez de Benavides treinta pesos de los dos años, Diego Fernández de Castro veinte pesos, Pedro de la Garza veinte pesos, el alferez Marcos de las Casas veinte pesos, Melchor de la Barrera veinte pesos a causa de haber aceptado el cargo pasado el año, el caudillo Diego de Montemayor treinta pesos, el Sargento Bernabé de las Casas treinta pesos Gerónimo Cantú treinta pesos, Gabriel Aguado treinta pesos por haber actuado los susodichos contra su justicia mayor no lo debiendo hacer, sino demandar lo que decretaron ante el superior; cuya pena reservó Su Señoría a esta visita como consta de su auto. El capitán Blas de la Garza veinte pesos, Francisco Sánchez veinte pesos, Bartolomé García de Quintanilla veinte pesos, que todos hacen los dichos cuatrocientos y cincuenta pesos”.

 

Aplicación del dinero de las multas a funcionarios

Y aplicó el dinero cobrado en calidad de multas a los integrantes del cabildo, en la mejora de las Casas Consistoriales, (Palacio Municipal) y a otras obras públicas.

 

aplicó los cuatrocientos pesos de esta condenación para adobio y aderezo de las casas del cabildo, obra de la cárcel por no haberla en esta ciudad, caja y marco que se ha de poner para que el agua venga a ella, que la obra de lo uno y otro ha de ser en la forma que se declarará por la memoria que se ha de hacer para pregonar la dicha obra y los cincuenta pesos, los veinte y cinco de ellos aplicó por los derechos de esta visita a los dos secretarios y los otros veinte y cinco pesos para que dellos se compren cuatro pares de prisiones (grilletes)”.

 

Teniendo la facultad de nombrar sucesor, la declina

Sin embargo, Martín de Zavala, el gobernador de hierro, en realidad era un hombre de carne y hueso. Enfermó y murió el 8 de agosto de 1664. Pero antes, consciente de su grave problema de salud, y teniendo como gobernador del Nuevo Reino de León el derecho a nombrar sucesor, no quiso ejercerlo afirmando que el rey sería más sabio para nombrarlo (al sucesor):

 

“Para la mayor conservación del dicho reyno y tenerle en paz y custodia, necesitaba del amparo del rey nuestro señor, pues él faltando no tenía persona que pudiera llenar aquel puesto y así hizo renunciación en forma en Su Majestad, que Dios guarde”

 

Un gobernante filantrópico

Aún en su testamento pensó primero en el reino y su gobierno dejando sus propiedades a la iglesia y a la propia corona:

“Las  casas  en  que  vivo,  menos  las  dos  tiendas pertenecientes al Santísimo Sacramento: otros dos aposentos que caen a la huerta que fin de Zavala arte así mismo pertenecen a los padres de mi padre San Francisco, dedicados para misas de difuntos naturales, cuya cobranza ha de estar a cargo del síndico que fuere del convento de esta dicha ciudad para que lo procedido de ellos se digan dichas misas a cargo del reverendo padre prelado del dicho convento y  de  todo  lo  restante  de  dichas  casas  de  mi vivienda hago donación al Rey Nuestro Señor  para  que  los  que  me  (sucedan)  en  este gobierno vivan con comodidad suficiente”.

 

El gobierno de Martín de Zavala fue pródigo en actos históricos y fundacionales fuera de la ciudad de Monterrey. No abundaré en ellos porque merecen tratamiento amplio, como el juicio que en 1643 sostuvo contra la Nueva Vizcaya acerca de la jurisdicción de Almadén, hoy Monclova; el sometimiento de los indios hualahuises; el intento de fundar una villa De Zavala en el valle del Pilón; su toma de Matehuala, y muchas otras empresas que realizó en las casi cuatro décadas de gobernar con pasión y entrega sin buscar la forma de enriquecerse, al contrario, en el mismo estilo de su padre Agustín de Zavala, en varias ocasiones puso de su dinero para solventar los gastos públicos.

 

Fallas durante su administración

Desde luego que Martín de Zavala también tuvo fallas. Un error fue haber nominado a la ciudad de Monterrey como “Villa de Cerralvo”, debido a que, al ser nombrado gobernador se comprometió a fundar de inmediato dos villas. Quiso cumplir una parte de su promesa con sólo rebautizar a Monterrey eligiendo un nombre en honor del marquez de Cerralvo, Rodrigo Pacheco y Osorio. Pero los habitantes de la ciudad se inconformaron no sólo por el cambio de nombre sino por la pérdida de categoría de ser ciudad a villa, y pidieron la intervención del virrey que fue a favor de los vecinos, regresando en 1627 el nombre original de Monterrey

 

Este brevísimo resumen de la vida y obra del primer gran gobernador de Nuevo León, abre la serie de Los Grandes Gobernadores de Nuevo León, no sólo por su antigüedad sino por haber sido quien colocó la primera piedra del desarrollo a nuestro estado.

 

Las características de Don Martín de Zavala son las ideales para gobernar una entidad como Nuevo León en cualquier época de la historia. Firmeza de carácter, honestidad, preparación, capacidad y compromiso de proveer al estado de los medios para un desarrollo económico integral, no sólo del gobierno sino también de la población; de seguridad; y de un apego enfermizo a la ley. De un gobernante responsable, y que no busque imponer a su sucesor.

 

  

Fuentes

 

El contexto social de las universidades medievales. María Isabel del Val Valdivieso

 

Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tejas y Nuevo México. Alonso de León, tomado de documentos inéditos o muy raros para la historia de México, Versión electrónica.

 

Alonso de León, relación y discursos del descubrimiento, población y pacificación del Nuevo Reino de León, temperamento y calidad de tierra, tomado de documentos inéditos o muy raros para la historia de México, Versión electrónica.

 

Archivo de Monterrey

Ramo actas de Cabildo

V1643,

v1646

v1664