Editoriales

Francisco I. Madero, el Espiritista

Cuando Francisco Ignacio Madero González (Francisco I. Madero, Parras de la Fuente 1873 – 1913) tenía 14 años de edad, su padre Francisco lo envió a estudiar comercio a París. Durante su estancia en la ciudad Luz visitó la tumba de Allan Kardec, el fundador del espiritismo.

Resulta que allí el joven Madero tuvo una experiencia espiritista que lo convenció de que él era médium. Y eso le llevó a ser activista en las sesiones de esa doctrina, lo que sirvió para que hicieran mofa de él la prensa y sus adversarios políticos cuando fue presidente de México.

Previo a ello, durante el proceso de consolidación de su liderazgo para participar en política y encabezar la revolución, entre 1907 y 1908, Madero sostenía sesiones espiritistas donde él era el médium escribiente. Las Comunicaciones eran firmadas por el “espíritu” de “José” que lo reprendía cuando mostraba debilidad, y fue quien le llamó “luchador infatigable por la causa de la libertad”, y le anunció la gran cruzada democrática que emprendería en breve tiempo.