29/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 7 de 1985: Secuestran en Guadalajara al agente de la DEA (Agencia de Administración para el Control de Drogas, de Estados Unidos), Enrique Camarena Salazar. Este agente investigador norteamericano, que nació en Mexicali, Baja California en 1947, se nacionalizó estadounidense y se inscribió en el Cuerpo de Marines norteamericanos. Luego de pasar un breve tiempo en Caléxico -dos años- fue comisionado a Jalisco para infiltrarse en el Cártel de Guadalajara, que operaba el tráfico de drogas en el Pacífico mexicano y norteamericano. 

En 1984 la DEA había tenido un éxito internacional cuando, en coordinación con las autoridades mexicanas que aportaron 450 soldados, asaltaron el rancho El Búfalo, en Chihuahua, propiedad del capo Rafael Caro Quintero, donde laboraban 3 mil personas en la siembra y cosecha de mariguana. Esto molestó a los jefes de la droga pues sospechaban de posibles infiltrados en su organización, así que el capo Miguel Ángel Félix Gallardo ordenó su secuestro, por conducto de sus principales socios, Caro Quintero  y Ernesto Fonseca Carrillo, según la versión oficial. El secuestro de Camarena se realizó a la luz del día cuando salía del Consulado norteamericano en Guadalajara y su cuerpo fue localizado el 5 de marzo en Michoacán. Tiempo después apareció otra versión que sostenía que a Camarena lo asesinaron en coordinación varios personajes, tanto de la CIA como de altos funcionarios del gobierno mexicano pues investigaba una pista encontrada acerca del destino de los recursos del narcotráfico, que era financiar a los contras en Nicaragua, del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Miguel de la Madrid gobernaba México e iniciaba un fuerte combate al narco, solicitado posiblemente por Estados Unidos, pues quería frenar el trasiego de drogas entre la sociedad estadounidense. La producción estaba en Colombia y apenas comenzaba a producirse en grandes cantidades en nuestro país. Pero resulta que ahora en varios Estados de la Unión Norteamericana se legalizó el uso y producción de la llamada yerba mala, legislación que está siendo imitada por los legisladores mexicanos.