Nevio, el poeta latino que en sus obras acostumbraba criticar a Escipión el Africano, era además buen tribuno. Un día emplazó al general Escipión a la plaza pública para que rindiese cuentas de su criticada actuación. Pronunció un encendido discurso en contra del gobernante, y al término, Escipión pidió hablar. Todo mundo esperaba un largo discurso de defensa, pero los sorprendió al decir:
_ Tal día como hoy vencí a los cartagineses; subamos al Capitolio para dar gracias a los dioses.
Y comenzó a caminar en esa dirección, seguido por la totalidad del pueblo, incluyendo a Nevio. Se entendió que no necesitaba otra defensa que apelar a los hechos.