03/May/2024
Editoriales

Mentir desde el poder

La mentira, según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente. Es algo que no es verdad, concluye el diccionario.

 Todos mentimos algunas veces, pero hay quienes lo hacen con regularidad y hasta podría decirse, con animosidad y con pleno conocimiento de que mienten descaradamente, sin medir el daño que ocasionan con sus mentiras.

 Sabemos que mentir no es una buena actitud, pero cuando el que miente es un gobernante, las consecuencias pueden ser graves por el potencial deterioro de la confianza ciudadana depositada en ese gobierno, que obtuvo el poder gracias a la confianza que los electores pusieron en ese proyecto político. 

  Una mentira es una declaración falsa o inexacta que se hace con la intención de engañar, manipular o crear una percepción errónea en otra persona. Puede implicar la distorsión de hechos, la ocultación de información relevante o la presentación de datos de manera engañosa para obtener algún beneficio personal o para influir en el comportamiento o las creencias de otros.

 En las mañaneras, según datos contenido en el libro “El imperio de los otros datos” del politólogo Luis Estrada, en los primeros tres años de gobierno del presidente López Obrador, ha proferido 67,000 falsedades, inexactitudes y mentiras.

 Dos de las más recientes mentiras fueron, una en la ciudad de Toluca, al inaugurar el tren que conecta esa ciudad con la capital del país, lo que es falso, ya que no se ha construido el último tramo que conecta con la Ciudad de México; la otra la dijo en China Nuevo León, al inaugurar con el gobernador Samuel García el segundo acueducto que aliviaría en parte la crisis hídrica en la entidad, ya que el influyente periódico El Norte – Reforma demostró que faltan tramos por construir y con plantas de bombeo inconclusas, por lo que, según ese medio, faltarían hasta seis meses para que empiece a llegar agua de El Cuchillo dos.

 Recordamos también cuando el Presidente mostró una estampa religiosa para insinuar que es un escudo contra el Covid 19; o cuando niega que en este gobierno no se ha incrementado el precio de las gasolinas. Aquí en Nuevo León, el gobernador nos convenció de que terminaría su gobierno de seis años, pero ya no se acuerda.

 En otros países mentir desde el gobierno es imperdonable. A Richard Nixon, por citar un ejemplo, ocultar información y mentir le costó la Presidencia de Estados Unidos, Aquí, en México o en Nuevo León, aunque no son los únicos gobiernos que mienten, no pasa nada. Pero en el fondo si pasa, porque a la gente no nos gusta que nos vean la cara de estúpidos y perdemos la confianza en quienes mienten con regularidad.