20/Apr/2024
Editoriales

Un buen anfitrión

Harry S. Truman, el trigésimo tercer presidente estadounidense de 1945 a 1953, andaba buscando su reelección cuando visitó al jefe comanche Quanah Parker. El indio estaba orgulloso porque el hombre blanco más importante del mundo –según su criterio- estaba en su casa, así que le dio santo y seña de todos los detalles de su morada.

Su mensaje a Truman era que él vivía mejor que los “cara pálidas”, hasta que en cierto momento Truman le dijo:

_Todo está perfecto, jefe Parker, excepto una cosa que me molesta: Usted tiene cinco esposas y nosotros no podemos tener más de una a la vez, así que eso nos incomoda y provoca envidia.

_Es verdad, dijo el jefe piel roja, pero dígame ¿quién le dice a las otras cuatro que se vayan?