Internacional

Tras condenas de cárcel a separatistas estalla la violencia en Cataluña

 

El pasado 12 de octubre se filtraba la sentencia del "procés". Las viejas heridas resurgían y enfrentaban a una Cataluña dividida que si bien esperaba la sentencia no estaba preparada para encajarla. El Tribunal Supremo condenaba a Oriol Junqueras a 13 años de prisión y 13 de inhabilitación absoluta; y a Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa a las penas de 12 años de prisión y 12 de inhabilitación absoluta, en los cuatro casos por delito de sedición en concurso medial con un delito de malversación de fondos públicos agravado en razón de su cuantía.

Asimismo, condenaba por el delito de sedición a Carme Forcadell a las penas de 11 años y 6 meses de prisión e igual tiempo de inhabilitación absoluta; a Joaquim Forn y Josep Rull a las penas de 10 años y 6 meses de prisión y 10 años y 6 meses de inhabilitación absoluta; y a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart a las penas de 9 años de prisión y 9 años de inhabilitación absoluta.

Tras la filtración y la confirmación el lunes 14, las movilizaciones se convirtieron en las protagonistas. Algunas de tinte pacifista y cívico y otras, las más temidas, con los CDR como organizadores. Pero, la sentencia es clara y unánime y defiende que la unidad territorial de España no es una extravagancia de nuestra Constitución.

Desde todas las instancias políticas comenzaron a mover sus hilos para frenar lo imparable. Moncloa lanzó una campaña exterior con vistas a proteger la imagen de España fuera de nuestras fronteras y sus posibles repercusiones

Las reacciones no tardaron en llegar desde todos los ámbitos, incluidos los propios implicados. El primero en hablar fue Oriol Junqueras. Aseguró que el juicio había sido “injusto”, que la condena “es una venganza” y que los 13 años por sedición y malversación a los que ha sido condenado no cambiará sus convicciones. “No dejaremos de ser independentistas ni abandonaremos nuestras ideas.

El líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, llamaba la "reincidencia" como respuesta a la sentencia: "La respuesta a la sentencia, reincidencia. Lo volveremos a hacer. Amnistía, democracia y autodeterminación".

Todos los líderes, sin excepción, hicieron público su sentir ante esta sentencia histórica. Pablo Casado, Santiago Abascal, Pablo Iglesias o Albert Rivera, entre otros, acataban la sentencia y exigían a Pedro Sánchez medidas contundentes ante lo que se venía encima. En el aire, una vez más, el tema de los indultos. Un asunto que Pedro Sánchez se encargó de negar y aseguró que los líderes del "procés" cumplirán íntegras sus condenas. Una afirmación que no despeja las dudas sobre una próxima excarcelación, ya que Cataluña cuenta con las competencias de Instituciones Penitenciarias y algunos de los acusados llevan ya dos años en prisión preventiva.

Mientras, desde el exilio, el fugitivo Carles Puigdemont, clamaba una vez más contra el Estado español y llamaba a la desobediencia y las movilizaciones tras una sentencia que "confirma la estrategia de represión y venganza".

Pero la sentencia del Supremo implica algo más y el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, era consciente de ello. Al ser condenados por sedición y no por rebelión era cuestión de horas que el juez Pablo Llarena reactivase la euroorden y pidiese la entrega de Puigdemont.

Y es en este momento cuando Cataluña vive sus horas más críticas, con un presidente, Quim Torra, alentando a los CDR mientras empuja a los Mossos a frenar sus embestidas. Con un Gobierno, el de Pedro Sánchez, que no se plantea aplicar el 155 ni la Ley de Seguridad Nacional y con una sociedad que asiste perpleja a las terribles imágenes que llegan desde Cataluña. Y en paralelo, reuniones de urgencia entre las más altas esferas, con escasos resultados, por no decir nulos.