16/Apr/2024
Editoriales

Valoración de Tipos de Votantes

El ex – Secretario de Relaciones Exteriores y buen intelectual y comunicador Jorge G. Castañeda, ha propuesto, en la TV y en la prensa, que "La selección de un solo candidato independiente, cuya trayectoria asegure que esté limpio de complicidades y corruptelas, para contender por la Presidencia de la República en la próxima campaña del 2018, es una condición indispensable, aunque no suficiente, para sacudir a la clase polí­tica y a la partidocracia y forzarlas a acordar una reforma polí­tica a fondo".

Primero veamos si son correctas las metas propuestas: Desde luego que lo son las metas de "sacudir " y de acordar una reforma, pero creo que sólo serán fructí­feras si entendemos bien cuáles son los males que afectan a nuestro sistema polí­tico, para así­ poder precisar las reformas que corrijan esos males. A mi modo de ver, el mal básico estructural que tiene es el de haber copiado, como changos, el sistema del Primer Mundo, sin haber comprendido que ahí­ fue el fruto de un largo proceso histórico, de más de un siglo, en que sólo se le fue dando derecho al voto a aquella parte de la población que aportaba los impuestos que lo hací­an funcionar, proporción que fue subiendo lentamente desde un 10% en 1815 hasta un 100% en 1916.

Así­ que aquí­ en México, cuando a partir de 1924 nuestros dirigentes polí­ticos quisieron entrar a "la Etapa Constructiva" de la Revolución, se toparon con el hecho que la Constitución de 1917 les habí­a dado el derecho al voto al 100% de los hombres adultos, un 90 % de los cuales eran campesinos analfabetas. Pero ¿Cómo negárselo si unos 100,000 de ellos habí­an participado con las armas en la mano en la reciente pelea? Así­ que aceptaron esta flagrante incongruencia y encontraron la forma de manejarla: Copiando un poco a los sistemas totalitarios que entonces estaban proliferando en Europa, formaron tres grandes "organizaciones centralizadas" campesinas, obreras y populares" (al principio también militares), las cuales manejaban con una especie de acuerdo clientelar "Yo Gobierno les doy ciertas ventajas reales, tales como reparto de tierras, protección laboral y algo de servicios públicos en los barrios urbanos que empezaban a proliferar, y Ustedes me darán su apoyo polí­tico incondicional".

Este acuerdo funcionó prácticamente sin oposición por 15 años, de 1924 a 1939, excepto cuando el Gobierno persiguió a la Iglesia Católica, para darse aires de radicalismo y que nadie se fijara que ya estaban adquiriendo sus ranchitos y sus negociazos, provocando con ello la Rebelión Cristera, que marco un lí­mite al totalitarismo. En 1939 se formó un partido de clase media, el PAN, pero como los de ese nivel de ingresos y educación eran sólo un 10% de la población, eran como un enano peleando contra tres gigantes.

Este fingimiento, este "manejo clientelar" de una parte de la población, aunque ahora ya son sólo de un 40% o 50% de ella, es lo que ha convertido a nuestra polí­tica en un fingimiento obligatorio imposible de superar, porque obligadamente lleva a "ensuciarse las manos" a todos los partidos polí­ticos, desviando fondos públicos para obtener votos clientelares. Pero con un 30% o 40% de clase media, creo que ya se podrí­a enfrentar esta realidad cara a cara y acordar en la Reforma Polí­tica propuesta, algo como esto: Debemos desvalorizar, ya que no quitar, el voto de quienes no cumplan con los siguientes dos requisitos: a) Pagar impuestos y b) Tener cierto nivel educativo. Esto podrí­a hacerse, por ejemplo, contando el doble los votos de quienes sí­ los cumplan.

Creo que un acuerdo reformista de este tipo serí­a lo único que harí­a que "la sacudida" a la clase polí­tica y a la partidocracia llevara a algo constructivo: A que haya un cambio total en cuanto a apreciar a toda costa la verdad y a despreciar la mentira, aunque ésta a veces parezca que resuelve problemas escabrosos: No los resuelve, sino que sólo los esconde y los difiere en el tiempo.

Atte.- JVG.- 02-03-16