MALAGA - Cinco amigos de barrio que "no quisieron construir una imagen mítica" formaron Danza Invisible, convertido en el grupo musical más longevo de España, dijo el director de un documental presentado en el Festival de Málaga. "A este lado de la carretera. 

La magia de Danza Invisible y Torremolinos", dirigido por José Antonio Hergueta y Regina Alvarez, cuenta los orígenes y el recorrido hasta los años 90 del grupo formado por Javier Ojeda (vocalista), Cris Navas, Antonio Gil, Manolo Rubio y Ricardo Texidó. La cinta, presentada como proyección especial, desvela que a Ojeda al principio, en la primera prueba de voz, no le quisieron sus compañeros, y tras darle una segunda ocasión le ficharon. 

El mayor drama de la carrera del grupo fue romper en 1993 con el baterista, Teixidó, "atrapado en su ego", quien fue "el fundador y tuvo la intuición de que podían ser un buen grupo", cuenta Hergueta. "No les pasa nada espectacular, lo que parece que su carrera sea más vulgar sin serlo", apunta. "No quisieron construir una imagen mítica. No quisieron estar siempre en el top, parecen unos chicos que caen bien, su ambición era de motor Diesel", añade. 

Y sin embargo "sobrevivieron al desgaste de la movida y a la caída de la industria discográfica", convirtiéndose en el grupo más longevo con 40 años ininterrumpidos de carrera. Su fuerza está en los conciertos: "Su bandera es el directo", subraya el director del documental. Estos cinco chicos autodidactas de barrio de Málaga comenzaron en 1981 su carrera en Torremolinos, que era "antena" de la música del extranjero a través del turismo. Torremolinos "iba muy por delante de lo que se escuchaba en Madrid", señala Hergueta. 

Su música evolucionó pasando por el post punk, el new wave, la música electrónica, los sonidos tropicales y las versiones. "Y mantuvieron una postura coherente a sus principios en la industria". Si en España su canción más conocida fue "Sabor de amor", en México y Colombia fue "Sin aliento". "No son los top de la movida, pero todos conocen sus canciones y las han bailado", señala. Sus letras (el letrista es Rodrigo Rosado), añade, "parecen chorradas, pero cuando las lees tienen profundidad".