06/May/2024
Editoriales

Carlos Fuentes en la memoria

Caen las hojas del calendario y en unos días, se cumplen 10 años de la partida física del gran escritor de libros, cuentos, ensayos, autor de guiones de cine,  de obras de teatro y colaborador en los principales diarios del mundo, el gran Carlos Fuentes, miembro del famoso boom latinoamericano, junto a su entrañable amigo Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y  Mario Vargas Llosa.

 Nacido en Panamá el 11 de noviembre de 1928 a raíz de que su padre era embajador en ese país, sus estudios los realizó en México, desde la preparatoria en el Colegio México hasta  la Universidad Nacional Autónoma de México donde se graduó de Licenciado en Derecho, realizó cursos de economía en la Universidad de Ginebra Suiza. Fue Embajador de México en Francia (1972-1976) y  miembro del Colegio Nacional de Literatura desde 1972.

 Considerado como el máximo narrador mexicano, dueño de una extraordinaria lucidez, sus obras han sido traducidas a varios idiomas entre las que podemos mencionar ,”La región más transparente”(1958), su primera novela, vendría “Aura” (1962), que se popularizaría a principios del 2001 a raíz de que fue prohibido en algunas escuelas, a instancias del entonces Secretario del Trabajo Carlos Abascal, lo que ocasionó que fuera despedida del Colegio de monjas Félix de Jesús Rougier, la Profesora Georgina Rábago, pero hizo que el libro tuviera una venta sin precedentes , “La muerte de Artemio Cruz”(1962), “El Naranjo” (1993), “La nueva novela Hispanoamericana”(1969),  “Los años con Laura Díaz”(1999), “Cambió de piel”(1967), “Terra Nostra”(1975), “Gringo Viejo”(1985); “Cristóbal Nonato” (1987) e “Instinto de Inez”(2001), entre los más importantes. También escribió argumentos de cine, junto con Gabriel García Márquez adaptaron “Pedro Páramo” y “El gallo de oro”. Hizo obras de teatro como “El tuerto es rey”.

 Recibió numerosos premios literarios como el Nacional de Literatura de México en 1984, el Cervantes en 1987 y el Príncipe de Asturias de Las Letras en 1994. En 1992 fue condecorado con la Legión de Honor francesa. A manera de anécdota, en 1965, cuando leyó Cien años de Soledad, le escribió una carta a Julio Cortázar “Querido Julio, acabó de leer la Biblia latinoamericana”.

 Consagrado como el “máximo narrador mexicano contemporáneo”, retrata a México “ con las manos vacías de pan, pero la cabeza llena de sueños” (Instinto de Inéz). Sus conferencias en el Tecnológico de Monterrey son memorables, fue idea de él crear la Cátedra Alfonso Reyes a la que asistió el 19 de febrero de 1999 dando el discurso inaugural en el Auditorio Luis Elizondo con el tema “ Un nuevo contrato social para el siglo XXI “, tenía al público siempre atento y tomando nota de los temas que trataba. Utilizaba frases que impactaban al auditorio, “ La felicidad es la trampa pasajera que nos disfraza las desgracias permanentes y nos hace más vulnerables que nunca,  a la ciega legalidad de la desgracia” (Ibidem pág.81).

 Dejo para el final, “En esto creo” (2002), donde resume la trayectoria de su vida a manera de diccionario o abecedario personal,  comenzando por Amistad y terminando en Zurich a través de 302 ensayos donde da cuenta de su vida, su manera de pensar y sin duda el capítulo más desgarrador es el dedicado a sus hijos. Perdió a Carlos Fuentes Lemus en plena juventud y a Natasha después. Escribiría, “viendo el homenaje de mis hijas a mi único hijo, entendí que un hijo merece la gratitud del padre por un solo día de existencia en la tierra”.

 El próximo domingo 12 de mayo,  se cumplen diez años de su partida, una manera de homenajearlo es releer su obra, así estaremos recordando a un grande de la Literatura Universal.