29/Apr/2024
Editoriales

Ser hombre tiene sus privilegios

La paridad de género le da a la mujer los privilegios de igualdad que siempre debió tener, y la diversidad sexual avanza rápidamente en nuestras rancias tradiciones machistas, al grado que ya comienza a ser común las invitaciones a ‘todes’, en vez de ‘todas y todos’.

Estos trascendentales cambios culturales aparentemente reducen o aminoran la hegemonía de los hombres, aunque también son oportunidad de reivindicar los valores y capacidades personales con mediciones de mayor amplitud conceptual.   

Sin embargo, quienes somos de los modelos clásicos, digamos, disfrutamos de algunos privilegios que son parte de la ‘vieja cultura’, por ejemplo, en materia de vestimenta:

1.- Si en una reunión social nos encontramos con alguien que traiga un traje igual al nuestro, lo tratamos como se merece, incluso podemos entablar una buena conversación. 

2.- Nos levantamos en las mañanas, nos aseamos en cinco minutos y nos trasladamos al trabajo sin necesidad de maquillaje, ni es obligatorio llevar una combinación perfecta en todas las prendas del atavío.

3.- Podemos repetir durante toda la semana el mismo saco sport y los mismos zapatos; lo que es hasta motivo de admiración de varios compañeros.

4.- Si es necesario, podemos traer el teléfono celular en la mano todo el día, pues no cargamos una bolsa que nos reste movilidad.

En cuanto a nuestro comportamiento, entre otras ventajas:

1.- No necesitamos quitarnos años, pues ser el mayor del grupo es motivo de presunción, hasta nos da cierta autoridad y, a algunas chicas les atraen las arrugas y las canas.

2.- Nuestras conversaciones pueden durar, si así lo deseamos, sólo un minuto y nadie se sorprende, y mucho menos se ofende. 

3.- Si un amigo no nos invita a su fiesta de aniversario o de cualquier otro motivo, podemos seguir considerándolo nuestro amigo.

4.- Podemos visitar en su casa a un conocido, o asistir a una fiesta sin necesidad de llegar con un regalo, y nadie nos critica.

5.- Subir varios kilos de peso no nos acompleja, ni nos vuelve invisibles para nadie.

6.- Si nos expresamos con algunas palabras altisonantes entreveradas con lenguaje culto, la gente lo celebra.