25/Apr/2024
Editoriales

Catón, que vivas todo el tiempo que quieras

Un Día de los Inocentes --el 28 de diciembre-- en 1978, Viviano Berlanga le llamó a Armando Fuentes Aguirre “Catón”, para notificarle que había fallecido Sergio Recio Flores. Catón pensó que se trataba de una broma de mal gusto. Sin embargo, era cierto: El entonces Cronista de la Ciudad de Saltillo había fallecido. Lo que siguió, tampoco lo podía creer nuestro amigo. El Alcalde de Saltillo, Juan Pablo Rodríguez y el Gobernador de Coahuila, Oscar Flores Tapia, habían pensado en él para que fuera el sucesor de Recio Flores. En el cargo de Cronista, por supuesto.

Como periodista, Armando había criticado tanto al Alcalde Rodríguez como al Gobernador Flores Tapia. Así es que no se imaginaba que lo fueran a invitar a ocupar tan honroso cargo. Aquí deseo hacer un paréntesis para informar a los lectores que el día 8 de julio, se celebra el 80 aniversario del natalicio de Armando Fuentes Aguirre.

Regresemos al principio.

Poco tiempo después, siendo ya Cronista de Saltillo, a Catón le tocó viajar a Monterrey –en donde con gusto lo vemos con frecuencia--, para estar presente en la primera visita del Papa Juan Pablo II en el año de 1979. En el lugar a donde habría de llegar el Pontífice, se encontraba Don Alfonso Martínez Domínguez, quien habría de ser Gobernador de Nuevo León.

Don Alfonso felicitó a Catón por su nombramiento de Cronista y le dijo: “Oiga ¿y es muy importante ese cargo? “No sé si lo sea o no, le dijo el periodista. Lo que sí le puedo decir es que de todos los que estamos aquí –se habían congregado en ese lugar miles de personas--, sólo el Papa y yo tenemos un puesto vitalicio”.

Tiempo después nos tocó acompañar a Armando y al maestro Jesús Arreola Pérez, Presidente del Colegio de Investigaciones Históricas de Coahuila, durante un evento en el Congreso del Estado de Coahuila. Ahí se dio a conocer el contenido del Decreto Número 28, mediante el cual se adiciona un Capítulo II Bis denominado “Del Cronista Municipal”. En ese mismo acto y ante cronistas y diputados, Catón ofreció su plática “De Cronista a Cronista”. En dicha sesión, se anunció que por acuerdo del Congreso, se considera como Cronista Municipal, al ciudadano cuya función fundamental es el registro de sucesos notables acaecidos dentro de la jurisdicción territorial del Municipio al que pertenezca, así como investigar, conservar, exponer y promover la cultura de dicho Municipio. El cargo será honorífico y vitalicio. Permanecerá indefinidamente en su cargo y sólo podrá ser removido por justa causa.

Catón apoyó la idea de que fuera vitalicio el cargo. Esto lo hace inamovible y lo pone al amparo de los cambios políticos partidistas. Se es Cronista de la Ciudad o del Municipio, no de una Administración Municipal ni de un grupo a cargo del poder. En esa ocasión, Fuentes Aguirre explicó lo que para él es un Cronista: Es una persona que ama a su pueblo y a su gente, que nos revela su rica intimidad y que saca a la luz lo que la humildad tiene en la opacidad. Es alguien que lucha contra el olvido, única forma definitiva de la muerte. Al narrar los hechos evita que el viento se los lleve y los conserva en la memoria de la colectividad.

Eso es lo que hace el Cronista: Salvar del olvido a nuestra gente. Para eso hay que quererla. Hay que amar a nuestra gente, conocerla, hablar con ella. No hay que hacer a un lado a los ancianos, ni a los niños. Es la gente que ha vivido, es la gente que continuará la tarea. Son aquellos que recuerdan y también son aquellos que imaginan el futuro. Se debe dejar testimonio de nuestro paso por la vida. Hemos de recoger de esos archivos que hablan de la Historia Matria. Catón no está de acuerdo en que a la labor del Cronista se le llame microhistoria. Historia es Historia y no se puede medir en esos términos. Sin embargo, se ha establecido que el historiador es historiador de todos los años, de todos los siglos, mientras que el cronista, además de narrar los hechos del pasado, se debe ocupar de lo contemporáneo, de lo diario. Es un gambusino de lo cotidiano. Su labor es recoger lo que sucede día a día. El Cronista es, en síntesis, un guardián de lo mejor que tiene cada comunidad.

Nuestra tarea, dijo Fuentes Aguirre, debe estar por encima de incomprensiones. Debemos realizarla con entusiasmo, con amor a nuestra tierra y a nuestra gente. El Cronista debe recoger lo que se creía efímero y pasajero. De esta manera, nuestra existencia no habrá sido raya en el agua. Nuestra tarea es tarea de eternidad. Guardar para el futuro los hechos del presente. Recoger los frutos buenos. De esta manera, no moriremos del todo. Dejaremos testimonio de lo que para siempre vivirá.

A propósito de los frutos buenos, Catón regresa periódicamente a la huerta de nogales del Potrero, propiedad de su familia. En una de sus visitas nos dice: “Las ramas del nogal se ven dobladas. El peso de las nueces que cargan las inclina y las acerca al suelo. Pronto dará sus frutos, y luego descansará su sueño del invierno. En cada árbol yo veo un silencioso profesor. ¡Qué de cosas enseñan esas criaturas vegetales! Dan mucho y piden casi nada.

“Este nogal me enseña que debemos llegar a nuestro invierno con carga generosa y darla a los demás antes de reposar. Que los años nos inclinen y doblen por el peso del abundante fruto que llevemos, no por inútil carga de egoísmo. Yo me acerco al nogal. Al fin hombre pequeño, volteo a todos lados a fin de cerciorarme de que nadie me oye, y luego le dijo al árbol en voz baja: --Quiero ser como tú”.

Por fortuna, en nuestro medio existen seres humanos que van por la vida sembrando el amor, la amistad, el optimismo y el buen humor. Tal es el caso de Armando Fuentes Aguirre “Catón”, quien el día 8 de este mes celebra su 80 aniversario. Pero ¿quién es Catón? Es difícil encerrar en unas cuantas palabras a quien tantas palabras nos ha dado. Armando Fuentes Aguirre nos brinda cada día lecciones de humanismo y de humorismo. Es un ser que nos sorprende con su capacidad, sus conocimientos y, sobre todo, su generosidad. A diario, miles de lectores de todo el país y de otras partes del universo disfrutamos de la lectura de sus columnas. Una de ellas, “Mirador” nos invita a pensar. La otra, “De Política y cosas peores”, nos comunica su entusiasmo y nos contagia su buen humor.

Sus columnas se publican en más de 150 periódicos de México. “Lo hago para establecer contacto con la gente. Hay un gran amor al prójimo atrás de mis chistes y el deseo de comulgar con él en la santa eucaristía de la risa. Yo no sé qué sería de este País si no tuviéramos esa capacidad, que no es relajo, sino un modo muy sabio de ver la vida y de conjurar sus males con la magia de reír. Tengo una gran fe en el género humano.  No puedo darme el lujo del pesimismo, porque si incurro en eso falto a tres virtudes en las que creo: la fe en Dios, la esperanza en el hombre y la caridad que es el amor a la gente".

Armando es también autor de una serie de libros de Historia de México, sobre personajes como Hidalgo, Juárez, Porfirio Díaz, Santa Anna, así como “Plaza de Almas”, “Mirador de Catón”, “Lo mejor de Catón” y algunos libros de humorismo.

Catón es, además de cronista de Saltillo, un activo mecenas de la cultura y de la beneficencia social de esta comunidad. Desde hace años, en el poblado de Potrero de Ábrego, ubicado en Arteaga, mantiene, con recursos propios, un comedor que alimenta diariamente a más de 100 niños, todos ellos estudiantes de esa región. Además, en Saltillo, echó a andar el proyecto Radio Concierto en la antigua casa de la familia, que se convirtió en la primera estación cultural que pertenece a un particular en México, y no al Estado, que funciona también como un dinámico centro artístico, porque igual se proyecta ahí cine, que ópera y teatro... gratuitamente. Y sin IVA. 

Gracias Armando por ser como eres. Es un privilegio estar cerca de ti. Gracias por enseñarnos que nada nos impide decir la verdad con buen humor, que se puede ser y estar en muchas partes, pero siempre debemos regresar al terruño, a las raíces. Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo.  También nos ha enseñado que debemos desear vivir para saber y saber para vivir bien, que no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué punto se dirige y que una vida sin propósito es una muerte prematura..

Cuando tratamos de descubrir lo mejor que hay en los demás, descubrimos lo mejor de nosotros mismos. Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más, si lo compartes con alguien especial, con tu familia y con tus amigos.

¡Felicidades Catón! Que vivas todo el tiempo que quieras. Que quieras todo el tiempo que vivas