29/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 7 de 1905: Nace en General Bravo, Ricardo Cantú Leal, quien sería maestro y un destacado industrial. Recibió sus primeras letras en su pueblo natal para, posteriormente, matricularse en la Escuela Normal del Estado, recibiéndose de profesor de educación primaria en 1921. Desde sus inicios se distinguió como un maestro capaz dando clases en varias escuelas del sistema educativo estatal, siendo director de la Escuela Lázaro Garza Ayala. El carácter afable del maestro Cantú Leal le abrió muchas puertas y su gama de amistades crecía diariamente. Entre sus nuevos contactos, en el año de 1938 conoció al chihuahuense Luis Trinidad Hernández, quien se había desarrollado muy bien en el área de la fabricacion de acumuladores o baterías para automóviles, y estaba instalando un taller y oficina de ventas en el centro de Monterrey, en el cruzamiento de las calles de Zaragoza y Aramberri. La inteligencia innata de Cantú Leal le permitió ver en ese negocio a uno prometedor en un futuro cercano, dado el gran crecimiento del parque automotriz de la Ciudad, así que lo frecuentaba construyéndose una buena amistad entrambos. El nombre de los acumuladores de Luis Trinidad Hernández es el de sus iniciales LTH, y como ya buscaba la forma de regresar con su familia a Chihuahua, le ofreció su negocio a Ricardo Cantú Leal, acordando un precio de 14 mil pesos, mismos que le fueron entregados a Luis Trinidad Hernández y Cantú Leal tomó posesión de la empresa.

En honor a su fundador, Ricardo Cantú conservó el nombre de los acumuladores, abriendo un taller de fabricación y servicio al cliente en una casa que adquirió muy barata en donde topa la calle de Dr. Coss en Aramberri, porque se trataba de una ubicación en donde cuando llovía se inundaba, pero lo adecuó para que sirviera como una planta industrial. Cuando el gobernador Eduardo A. Elizondo construyó la red de drenaje pluvial, Don Ricardo Cantú Leal fue uno de sus principales promotores.

A mediados del siglo XX la planta de fabricaciòn se mudó debido a que los vecinos tenían temor a la contaminaciòn de los químicos que se utilizaban para la fabricaciòn de las baterías, yéndose esa parte del negocio a la carretera de salida a la región citrícola, hoy avenida Eugenio Garza Sada, junto al Arroyo Seco. La empresa continuó creciendo ya como corporativo de Acumuladores mexicanos, S. A., y compró varias plantas productivas pequeñas, fortaleciendo la suya.

Así, con un negocio productivo, don Ricardo Cantú Leal se enfocó a trabajar en obras sociales, apoyando a las personas de avanzada edad, construyendo dos asilos. Su filantropía fue escalando al grado que el Cabildo de la Ciudad le dio en 1983 la Medalla Diego de Montemayor, en reconocimiento a su trayectoria empresarial y social. Sin embargo como todos los humanos, don Ricardo Cantú Leal rindió tributo a la Madre Tierra en el año de 2001, cuando tenía la edad de 96 años.