05/May/2024
Editoriales

El padre de la Poesía Moderna

En el siglo XIX existió un poeta francés llamado Charles Baudelaire (abril de 1821 – agosto de 1867), hijo de un ex seminarista que, luego de quedar huérfano, renunció a su educación formal para tener una vida paupérrima con vicios y promiscuidad.

Moró de 1842 a 1858, al menos en unos catorce cuchitriles de París, y fue él quien inauguró en 1856 la llamada Poesía Moderna con su obra cumbre Las Flores del Mal, un ‘inmoral’ libro - colección casi exhaustiva de sus poemas. 

Este libro iba a llamarse Las Lesbianas, pero Baudelaire escuchó buenos consejos de un amigo no identificado, y de todas formas cuanto salió a la venta, tanto Baudelaire como sus editores fueron acusados y condenados por las púdicas autoridades de inmorales. 

Cuando abandonó sus estudios en la Facultad de Derecho, Baudalaire se relacionó con Sarah, una prostituta que, según la describe él, era bizca y calva, llamándole en un poema La Lauchette.  

Pero la musa de toda su inspiración y única pareja ‘estable’ se llamaba Jeanne Duval, una bella mulata y prostituta de la que se enamoró perdidamente, aunque muchas veces la maldijo, pero más veces la veneraba y compadecía, en una zigzagueante relación amorosa que terminó en el año de 1864, cuando se hartó de vivir y morir en cada reconciliación con una nueva separación en un proceso ad infinitum, hasta que decidió, dolorosamente, abandonarla. 

Lejos de ella, solamente vivió tres años, tiempo apenas suficiente para que su famosa obra Las Flores del Mal, se publicara y fuera su pináculo de vida.  

En Las Flores del mal, Baudelaire, con clara influencia del poeta norteamericano Edgar Allan Poe, dedica muchos de sus audaces poemas a esa “venus negra, ángel protector y demonio” siendo el resumen de sus alegrías y de sus amargas decepciones. 

El poeta Baudalaire vivió de una forma que escandalizaba no sólo a su familia, sino a toda la sociedad de la Ciudad Luz. Su poesía huye pero es atraída por Dios y por satán, por la ignominia y la belleza. 

El iniciador de la Poesía Moderna murió dormido en brazos de la sífilis, una mortífera enfermedad de transmisión sexual, con una sonrisa en la boca pensando, tal vez en su adorada Jeanne Duval.