07/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Enero 18 de 1853: 1918: Muere fusilado a los 48 años de edad, en Sáric, Sonora, el revolucionario regiomontano Lázaro Gutiérrez de Lara, a pocos días antes de cumplir 48 años de edad. Nacido en el Monterrey de 1870, era descendiente del gran insurgente Bernardo Gutiérrez de Lara, cuyos restos están enterrados en la Iglesia de Santiago Apóstol, de Santiago, NL. Estudió en nuestra Ciudad hasta la Preparatoria -en el Colegio Civil- y continuó su carrera de Leyes en la Escuela Nacional de Jurisprudencia en donde tuvo problemas en 1893 por manifestarse en contra del régimen porfirista, al grado de ser expulsado. Hubo de terminar sus estudios hasta 1898 en la Secretaría de Relaciones Exteriores, y se mudó a Chihuahua por causas laborales, convirtiéndose en activista político, al fundar con Nacho Corella en Arizpe, Sonora, un semanario llamado “El Porvenir” que era un dolor de cabeza para el régimen.

En 1906 se sumó a los hermanos Flores Magón, y en la huelga de Cananea arengó a los mineros huelguistas y en la histórica represión que produjo una veintena de muertos, Gutiérrez de Lara fue detenido, por breve tiempo, pues no había pruebas de su participación en el zafarrancho. Se mudó a Los Ángeles donde escribió su novela “Los bribones”, que se presentó en el año 1907. Después volvió a ser preso, porque el periódico donde él escribía fue reventado con un operativo oficial de Estados Unidos, acusados de nimiedades, así que estuvo más de tres meses encarcelado. Gutiérrez de Lara se vinculó con el periodista norteamericano John Kenneth Turner de “Los Angeles Express”, a quien acompañó por una gira en México, y ambos escribieron “México Bárbaro”, que causó furor en librerías. En 1910 se incorporó a la lucha armada del maderismo hasta que triunfó. Sin embargo, Gutiérrez de Lara continuaba agitando hasta que en 1913 fue detenido en San Pedro de las Colonias, logrando entrevistarse con Venustiano Carranza con quien sostuvo un encuentro que le propició su libertad. Quedó libre pero vigilado, pues su talante de líder pesado preocupaba al gobierno y, por quítame allá esas pajas, fue detenido en Hermosillo  

y fue ejecutado sin miramientos, en un lugar cercano al cementerio de Sáric, en donde fue sepultado este aguerrido regiomontano.