23/Apr/2024
Editoriales

PESO A 20 POR DÓLAR Y MAS ALLA

Si el dólar norteamericano se cotizo a 19.77% este fin de semana que paso quiere decir que el peso se "deprecio" –como le llaman los tecnócratas a la devaluación—, un 5% en lo que va del trimestre y más de un 10% en lo que va del año, pues a finales de enero se cotizaban en alrededor de 18.50 pesos el dólar.

El peso mexicano es la moneda que más se ha devaluado dentro de los llamados "paí­ses emergentes" y dentro de la OCDE en los últimos dos años. No hay razon en los mundo de los mercados financieros y especulativos para que el peso se desplome de esta manera. De hecho en Europa y dentro de los Estados Unidos las tasas de interés bajas y hasta negativas en el caso de Europa, ha hecho que los especuladores trasladen sus fortunas a paí­ses como México donde se les pagan intereses muy altos y se les ofrecen otras muchas ventajas y canonjí­as. Los magnates mexicanos también están perdiendo.

Los Slim, los Garza Laguera, los Salinas Pliego, los Azcárraga , los Larrea, los Bailleres etc. en tanto que tiene su base de acumulación dentro de México como lo ejemplifica la telefoní­a de Slim o la TV Azteca de Salinas y Televisa de Azcárraga, y en tanto que esas fuentes de acumulación les generan pesos, ha estado perdiendo miles de millones de pesos en estos últimos meses. México no parece ser atractivo ni siquiera para esos bancos y fondos de inversión que reciben dinero a tasa cero de interés y cuyos gobiernos les comprar sus "papales tóxicos", es decir, todo lo que acá en México llamamos "cartera vencida" o incobrable.

La razón es sencilla: Las reformas estructurales fracasaron porque fueron calculadas, ciegamente, para un mundo en crecimiento y con consumo y precios del petróleo muy altos. México ha sido saqueado en sus recursos naturales y su mano de obra y su sector público, por la ví­a de esas reformas y de otras anteriores desde 1994 en adelante. Sin embargo, ya nada de eso vale y por lo mismos México ha sido dejado a su suerte y a un posible al caos, a un ciclo de crisis institucionales que terminen con toda forma de vida civilizada o institucional en el paí­s. Con una clase polí­tica tan profundamente corrupta, ciega y frí­vola no será facial que esto ocurra.