19/Apr/2024
Editoriales

Los sobrenombres

Uno de los deportes nacionales que más talentos convoca en todas partes es el de poner sobrenombres a los presidentes de la República durante su mandato. Al actual presidente López Obrador ya comienzan a apodarlo, pero no se sabe aún cuál de sus sobrenombres subsistirá en el tiempo. Esto no es nuevo. Armando Jiménez coleccionó en su “Nueva Picardía Mexicana” un número importante de ellos. Algunos van en el sentido de criticar sus costumbres, otros su forma de gobernar y hasta por sus orígenes familiares. Veamos algunos:

 

A Don Porfirio Díaz le decían en sus tiempos: Mátalos en Caliente, El llorón de Icamole, La Matona, Perfidón, y Don Porfi.

A Francisco I. Madero: El Enano del Tapanco.

A Victoriano Huerta: El Beodo Alegre, Chacal

A Eulalio Gutiérrez: Ñor Ulalio

A Venustiano Carranza: Barbastengo, Barbas de Chivo

A Adolfo de la Huerta: Fito, Gorgoritos, Presidente de Do de Pecho.

A Álvaro Obregón: El Manco de Tecoac. También decían que era el presidente más honrado de la revolución… porque solo tenía una mano.

A Plutarco Elías Calles: El Turco, Comecuras.

A Emilio Portes Gil: Cuando preguntaban: ¿Quién mató a Obregón? “Cállese y Pórtese bien”. 

A Pascual Ortiz Rubio: Nopalito.

A Abelardo Rodríguez: Nopalito II, El Zonzo.

A Lázaro Cárdenas: La Esfinge de Jiquilpan, Trompas, El Avión.

A Manuel Ávila Camacho: Mantecas, Papadas, El Presidente Caballero….

A Miguel Alemán: Alí Babá

A Adolfo Ruiz Cortines: Viejo Carcamal.

A Gustavo Díaz Ordaz: Porfirio Díaz Ordaz, El Chango, Feo.

A Luis Echeverría: El Pelón.

 

 

HISTORIA. El México de Ayer. pág. 372. SkycraperCity.