29/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Abril 16 de 1850: acuerda el Cabildo de Monterrey, presidido por el alcalde Manuel María de Llano, invitar al párroco del Templo del Señor de la Expiración, del pueblo de Guadalupe, a que realice una procesión con la imagen del Santísimo para pedirle que llueva.
Nuestra Ciudad está desplantada en tierras de clima semiárido, que siempre han batallado por la falta de agua de lluvia, elemento indispensable para la sobrevivencia, y para que llueva en temporadas de estío se acostumbra pedir a la divinidad.
Nada asegura que podamos disfrutar de una buena temporada de lluvias en este año, así que la fé juega un papel importante. 
Y más en aquellos tiempos cuando no existían elementos tecnológicos para predecir las condiciones climatológicas pues las temporadas de estiaje desde aquellos años eran largas.
Hace 174 años que el alcalde Manuel María de Llano, un hombre de ciencia, de talante liberal, del que sorprendieron sus exclamaciones ante la ausencia de lluvias, pidió ayuda divina, solicitando al Párroco que iniciara la procesión con la imagen del Cristo de la Expiración, para que del cielo caiga la bendición de la lluvia. 
La portentosa imagen del Señor de la Expiración se llevó con rumbo a la Plaza principal de Monterrey, y en esa noche cayeron reconfortantes ráfagas de agua que aliviaron las tensiones 

Veamos la sesión de marras del 16 de abril de 1850, en la sala del cabildo de Monterrey: “… Su atencion á mucha escases de llubias y la consiguiente una que se esperimenta se acordó se invite al Señor cura Parroco para que si lo creyere conveniente trahiga en procecion muy portentosa Ymagen del Señor de la Espiracion que se venera en la villa de Guadalupe”.