29/Mar/2024
Editoriales

La Moralidad No es una Moda

Hay muchos ignorantes que creen que la moralidad es sólo una gazmoñerí­a que está pasando de moda: Si bien es cierto que ciertos aspectos de las relaciones privadas pueden ser obsoletos y convenga cambiarlos, la moralidad pública, y no sólo la nacional sino, sobre todo, la mundial o planetaria, nos es más necesaria que el sol que nos alumbra, por las siguientes razones:

Hace unos dos y medio millones de años nuestros ancestros homí­nidos pagaron un alto precio, en términos de flujo sanguí­neo, para tener un cerebro mayor: La mejor visión y entendimiento del mundo que esa mejor mente les dio, les indicó que el camino para poder ir superando a todos los demás animales era que todos los integrantes de su horda o clan se sometieran a aquella disciplina social que mejor asegurara la supervivencia del grupo y permitiera el desarrollo de sus individuos integrantes. A esta disciplina es a lo que llamamos "moralidad" y a su estudio la "ética".

Mucho tiempo después unos lejanos descendientes suyos ascendieron a la plena conciencia, hace apenas unos 72,000 años, y otros desarrollaron la agricultura hace unos 10,500 años y luego las civilizaciones de 1ª, 2ª, y 3ª generaciones y hace sólo unos 200 años unos pueblos adoptaron el sistema democrático liberal, que se afianzó con la Revolución Industrial y recientemente se disparó hacia arriba con la Revolución Informática.

Pero... esos mismos avances nos han dado un poder tan desmedido, que estamos en un grave peligro de aniquilarnos, precisamente por falta de una disciplina social que mejor asegure la supervivencia de toda la humanidad: A) En primer lugar, la moralidad que heredamos en nuestros genes sólo opera, en forma intuitiva, en nuestro pequeño grupo familiar y tribal. En todas las comunidades más grandes ha tenido que irse ampliando por la educción y las costumbres, prohijadas por las civilizaciones y las religiones, pero siempre han tenido un lí­mite de quiénes eran "los nuestros" y quienes "los otros"; B) Por esta limitación legal que rige en todos los Estados-Nación, de quiénes somos "nosotros" y quiénes no, las Grandes Potencias no reconocen "gobernanza" mundial, por lo que puede ocurrir un holocausto termonuclear; C) Otra manera menos espectacular de aniquilarnos, pero quizás por ello más peligrosa, es la de dañar nuestro medio ambiente planetario en una forma tan ciega y egoí­sta que el daño se haga irreversible y avance en forma catastrófica.

Es difí­cil de creer que los Estados Unidos de América, el paí­s que quizás más consciente ha estado de estos tres peligros y más ha hecho por alejarlos, esté mostrando aspectos torpes y egoí­stas en su actual campaña presidencial: Revisando la historia reciente, fue la única Gran Potencia que entró a las dos Guerras Mundiales por las razones más honorables y menos egoí­stas; La que pudo no sólo contener al totalitarismo soviético , sino que con el ejemplo de su superioridad socio-polí­tica los forzó a desmantelarse ellos mismos; Y la que hizo de la ayuda a los paí­ses en desarrollo fuera una parte integral de su polí­tica exterior. En cuanto a la conservación del medio ambiente, fue el paí­s que inventó el sistema de "parques nacionales" hace un siglo y medio y que ha dado más asociaciones y sabios que siguen estudiando nuestras vitales relaciones con toda la biósfera.

¿Y en México? Pues con esto nos debemos dar cuenta que el transigir con la corrupción de nuestros gobernantes y de sus paniaguados no sólo atenta contra nuestro crecimiento económico, sino que nos priva de la esencia de nuestra humanidad, que nos "animaliza". Al no someternos todos a "aquella disciplina social que mejor asegure la supervivencia de nuestro grupo y el desarrollo de sus individuos integrantes", estamos favoreciendo al que sabe hacer trampas, al "listillo", al mentiroso. Esa falta de moralidad es la que nos tiene sometidos, la falta de fuerza y propósito común para imponerla, precisamente para buscar "el bien común".

Atte.- JVG.- 14-09-16