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Visionarios

Cuando era niño, en la década de los años cincuenta, no había las diversiones que ahora disfrutan las nuevas generaciones.

Por ejemplo, jugábamos a las estatuas, si un niño era sorprendido por otro le podía ordenar que se convirtiera en estatua y ya no podía moverse so pena de que perdiera, lo cual era muy vergonzoso, pues todos éramos héroes que vendían cara su derrota.

En cambio ahora, con las crisis económicas que hemos vivido, disfrazarse de estatuas es un arte, y algunos viven de eso.

Qué cosas estamos viviendo. Y como dice la Biblia, se verán cosas peores.