Internacional

El "Rusiagate" vs Trump obra del "estado profundo" y la inteligencia británica

 

Hay varias señales de que ha arreciado la pelea en contra del fiscal especial Robert Mueller, que se inició a partir de la circulación inicial del expediente especial de EIR sobre Mueller. Lo que sigue es un resumen de la última semana:

 Un cable de amplia circulación de la agencia AP, de la noche del 10 de octubre, afirma que hay una división en el campo de Trump, entre los que le aconsejan a Trump ser cauto y que evite generar antagonismos con Mueller y los que le instan a que se enfrasque en una guerra agresiva en contra de Mueller. Los que presionan para que libre una guerra agresiva sostienen que los abogados de Trump, que están cooperando con Mueller, se muestran peligrosamente ingenuos. Como lo hemos destacado repetidamente en estas páginas, no sería prudente que el Presidente en persona se enfrascara en una guerra personal contra Mueller. En vez de esto, la población debería estar haciendo trizas la reputación inmerecida de Mueller y exigiendo que el Congreso le ponga fin a este fraude. El Presidente debe concentrarse en los flancos, abriendo el flanco del 11-S en contra de los saudíes, con todas sus implicaciones para Mueller y unirse a la Nueva Ruta de la Seda, para cumplir sus promesas de campaña.

El Washington Post (WaPo) publicó el 11 de octubre un artículo de opinión titulado “Robert Mueller no nos puede salvar”, firmado por la residente nuevo miembro de Resist y miembro de la junta editorial del WaPo, Quinta Jurecic, donde elogia a Mueller por ser, literalmente, un héroe épico del Estado Profundo, el anti Trump, pero se lamenta de que haya la posibilidad de que Mueller probablemente no encuentre ninguna ilegalidad cometida personalmente por Trump. Hace un llamado a una acción directa. Esto es significativo porque también es editora asociada del blog Lawfare, de Benjamin Witte, que es uno de los puntos donde se publicaban las filtraciones del ex director del FBI James Comey, y lo promovían efusivamente.

El senador Chuck Grassley, claramente actuando después de recibir una pista, publicó una carta al FBI el 6 de octubre, en donde pide que se clarifique cualquier supuesta confirmación de la información en el expediente fraudulento del agente del MI6 británico, Christopher Steele. Grassley dice que quiere saber si hay algún detalle en el expediente que haya sido confirmado por los servicios de inteligencia extranjeros, en vez de los investigadores estadounidenses. Por ejemplo, dice que los servicios de inteligencia del Reino Unido recibieron el expediente y podrían alegar estar validando porciones del expediente, sin realmente revelar las bases de ninguna de esos hallazgos, recirculando de hecho los mismos alegatos inventados, pero poniéndole el sello de autoridad de una nación extranjera a la misma tontería. En la carta de Grassley queda implícito que casi todos los alegatos del Rusiagate, tienen su origen en Gran Bretaña y las agencias fantasmas aliadas sin que el lado estadounidense haya presentado ninguna evidencia. Esto incluye el hecho de que el FBI ha dependido de la empresa privada contratada por el Comité Nacional Demócrata (CND), Crowdstrike, para sus indagaciones periciales de las computadoras del CND y de Podesta.

De hecho, la falta de dicha evidencia quedó en claro en la presentación patética de los senadores Mark Warner y Richard Burr, el 4 de octubre, en el sentido de que la Inteligencia del Senado después de revisar miles de páginas de documentos y entrevistas de cientos de testigos, no tiene evidencia de que hubiera una colusión entre la campaña de Trump y Rusia, pero que sin embargo ellos creían que los rusos se entrometieron en las elecciones del 2016, porque las agencias de inteligencia así lo habían establecido, aunque no pudieron concluir si los rusos tuvieron alguna preferencia electoral.

Por el lado de la Cámara de Representantes, los medios noticiosos estaban que se desbarataban el 10 y 11 de octubre porque el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el congresista Devin Nunes, firmó citatorios de la comisión dirigidos a la firma Fusion GPS, con relación al infame expediente Steele. Resulta que toda la facción mayoritaria del Partido Republicano en la comisión de inteligencia, respalda el citatorio, con el cual se busca información sobre quién pagó ese expediente marrullero y cómo se está circulando. Fusion GPS enfrenta ahora 4 demandas por difamación de ciudadanos particulares que se vieron difamados en el expediente de Steele y obviamente busca la forma de no tener que decir la verdad. Nunes y Grassley actuaron después de informes de que el mismo Mueller se había reunido con el inventor del cuento, el británico Christopher Steele.

El reportero investigador Robert Parry publicó dos artículos útiles en el Consortium News en el mismo período, donde trata el caso de los varios alegatos de Mark Warner y los medios noticiosos, de que los rusos fastidiosos infiltraron las mentes de los estadounidenses y cambiaron los resultados de las elecciones mediante los mecanismos de búsqueda de Google y avisos en Facebook. Parry destaca que Facebook solo salió con lo que dicen ser “avisos publicitarios vinculados a Rusia” (lo que significa que alguien con un nombre ruso, cuenta bancaria o dirección en el sitio rusos compraron el aviso) después de que el senador Mark Warner amenazó públicamente a la compañía Facebook. Warner ocupa puestos en comisiones claves que regulan el Internet. Entre los dispositivos “retorcidos” empleados por los rusos ingeniosos para engatusar a los estadounidenses, según Warner y los medios noticiosos, se cuentan las fotos de unos perritos. Los familiarizados con el mercadeo en Facebook saben que las fotos de perritos es el anzuelo más ampliamente utilizado en todos los avisos de Facebook.

Finalmente, Scott Balber, el abogado de la familia Agalarov, involucrada en la reunión de junio del 2016 en la Torre Trump, dio a conocer unos correos electrónicos que llevaron al intento de entramparlo. Los correos electrónicos dados a conocer recientemente, muestran claramente que todos los participantes en la reunión, excepto el publicista británicos Rob Goldstone, consideraban que ésta era una reunión sobre las sanciones en contra de Rusia, según la Ley Magnitsky, y no tenía el propósito de que la campaña de Trump recibiera trapitos sucios del gobierno ruso sobre Hillary Clinton. El comunicado respalda totalmente lo dicho por el equipo de Trump, de que la reunión no llegó a nada y no tuvo nada que ver con lo que afirmó Goldstone en sus correos electrónicos falsos. También respaldan la conclusión del “Expediente sobre Mueller” de la EIR de que la reunión fue una trampa orquestada por los británicos.