Espectáculos

Chiquilladas: el día que nadie llegó a un concierto de Lucero

Hacia finales de los setenta existió un programa de variedades llamado Alegrías de Medio Día, el cual se transmitía por el entonces Canal 2 de Televisa, conocido actualmente como Las Estrellas.

A los 10 años Lucero debutó en ese segmento cantando y actuando, de acuerdo con su sitio web, conquistó con su guitarra a César González ‘El Pollo’, quien le dio un espacio en este programa estelar al lado de otros talentosos niños como Aleks Syntec, Usy Velasco, Carlos Espejel y Ginny Hoffman.

El éxito del programa fue tal, que hacia 1980 le cambiaron el nombre a Chiquilladas, donde se hacían diversas cápsulas cómicas e interpretaban canciones como He-man y Pastel de amor.

Como parte del proyecto, esta agrupación realizó giras al interior de la República Mexicana, el objetivo de estos conciertos era poder llegar a las personas que sólo los veían por televisión, no obstante, en una ocasión el público fue casi nulo.

Actualmente Lucero Hogaza León tiene un podcast donde cuenta diversas anécdotas de su carrera como cantante, en el episodio Aww! Recordando las giras con Chiquilladas, contó que el concierto casi vacío ocurrió en Tapachula, Chiapas.

Lucero explicó que hicieron dos presentaciones, una a las 12 del día y la otra hacia el atardecer, a las 7 de la noche, respecto al primer concierto, la cantante expresó:

“Cuando llegamos a la placita (de Toros), que no era gigantesca pero tampoco era pequeña, llegamos y no, creo que había más gente arriba del escenario que en las gradas, o sea, estaba más vacío aquello...todos nos quedamos un poco extrañados. (…) parecía que ni las moscas se paraban por ahí, estábamos decepcionados”

Y es que el elenco de Chiquilladas estaba acostumbrado a ver mucha gente en otras ciudades, por lo que nunca habían tenido que adaptarse a un sitio con apenas 20 personas disfrutando de su presentación; no obstante, encontraron diversión en la situación: “Pero bueno, al ser niño todo te divierte y nada es grave, así que salimos a hacer el show”, compartió la cantante.

Como parte del show, la cantante debía disfrazarse de Blancanieves, morder la manzana y fingir un desmayo, Lucero debía permanecer en el piso hasta que un niño del público pasara al escenario para jugar el rol de ‘príncipe azul’, tenía que besarla en la mejilla para así despertarla.

Lucero describió esta ciudad como un sitio muy caluroso que fácilmente superaba los 40 grados, la temperatura ese día era tan extrema, que una de las pocas mujeres que había entre el público tuvo que hacerle una advertencia a su mamá:

“Entonces una señora le dijo a mi mamá que no me permitiera estar bajo el rayo del sol mucho tiempo porque como era al aire libre, podía darme un verdadero golpe de calor”.

La sorpresa que se llevaron los niños de Chiquilladas, fue que su función de las 7 de la noche estuvo repleta: “No cabía un alfiler y se quedaron miles de personas afuera porque aquello estaba infestado, era un éxito”, explicó Lucero.

La cantante concluyó que su concierto de las 12 del día no había tenido mucha afluencia porque los habitantes de Tapachula no querían salir a disfrutar de una presentación bajo el incesante rayo del sol.

En su podcast, Lucero explicó que sus presentaciones en vivo comenzaron entre 1981 y 1982, tenían lugar en un pequeño teatro de Ciudad Satélite llamado Broadway, definió dichos conciertos como una temporada de tardeadas donde ella y sus compañeros hacían sketch y se divertían mucho. Luego estos eventos se extendieron a otros estados de México.

Como tenían que viajar, la producción tendría que hacerse cargo de hospedaje y alimentación, así que para reducir gastos; el equipo de César González ‘El Pollo’, director de Chiquilladas, le explicó a la mamá de Lucero que los menores debían acudir sin compañía de sus papás.

Ante tal condición, la mamá de esta cantante se negó rotundamente a que Lucero asistiera, su postura se mantuvo tan firme, que la producción terminó por permitirle el viajar junto al elenco al igual que a otras madres de familia, pues había niños muy chicos que no podían ni dormir solos todavía porque lloraban.