Decía Pedro Laín Entralgo, por los tiempos en que dirigía la Real Academia Española de la Lengua, que el libro, es un regalo de mundo, es un regalo de compañía y es un regalo de libertad.
"Muy extensa y muy variada -agregaba- es la gama de los libros que en su integridad o en alguna de sus páginas actúan sobre la vida del lector como proveedores de mundo", y enlistaba, como ejemplo, volúmenes de viajes, fragmentos paisajísticos de novelas, textos de biología o botánica, geografía y zoología, física y química, astronomía y astrofísica, relatos históricos, etc...
En cuanto al segundo punto, sostenía que el hombre "está forzado a la soledad y exige al mismo tiempo la compañía", compañía que, a través de un libro le puede proporcionar un autor con su casi sensible presencia, por la forma en que aparece a través de las páginas; por la presencia de los personajes de ficción, como don Quijote, Segismundo, Tom Sawyer, D'Artagnan, y también, aunque en forma menos perceptible, por la presencia de los autores didácticos, cuando alcanzan la excelencia. El libro, la adecuada lectura, "nos forma para el ejercicio de la libertad y nos incita a él".
Ahora bien, alguien podría objetar que el mundo está saturado de libros, que existen en el mundo demasiados libros. Esta misma objeción motivó a Gabriel Zaíd a publicar su ensayo “Los demasiados libros”, en que comentaba, --y esto ocurría en 1972--, que "cada minuto se publica un libro en algún lugar del planeta. Esto hace medio millón de títulos al año. (Cerca de 40 mil en español; de los cuales, cerca de la mitad en América)".
Tales datos y una serie de absurdos ampliamente aceptados, entre ellos "que los libros son caros y no llegan a las masas"; "que para bajar los precios de los libros hay que aumentar los tirajes"; "que no se puede ser culto sin haber leído tal"... motivaron a Zaíd a escribir el mencionado ensayo, con un título que resulta irónico, pues asevera que "los demasiados libros suscitan otro libro".
EN DEFENSA DEL LIBRO
Constituyen, aparte de los antes citados, legión los autores que han escrito en defensa del libro que fue, es y seguirá vigente en la historia de la humanidad.
Hemos querido recordar estas palabras en ocasión del Día del Libro, que el 23 de abril se celebra cada año como un homenaje a Don Miguel de Cervantes y a William Shakespeare. El 23 de abril de 1616, el autor de El Quijote fallece en su casa de la madrileña calle del León. En esa fecha muere también, en su finca New Place-Place, en su pueblo natal, el autor de Hamlet.
La elección del día 23 de abril como Día del libro y del derecho de autor, procede de la coincidencia del fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes y William Shakespeare en la misma fecha en el año 1616 , aunque realmente no fuese en el mismo día , debido a que la fecha de Shakespeare corresponde al calendario juliano , que sería el 3 de mayo del calendario gregoriano . La propuesta fue presentada por la Unión Internacional de Editores a la Unesco , con el objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor . El 15 de noviembre de 1995 la Conferencia general de UNESCO aprobó la propuesta en París , a partir de lo cual el 23 de abril sería el "Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor".
Este 23 de abril, se celebró también el 89 aniversario del natalicio del profesor Arturo Berrueto González, entusiasta promotor del libro a través del Consejo Editorial de Coahuila, que dirigió desde hace tiempo y que ahora dirige el periodista Javier Fuentes.
LA CONQUISTA DE LA PALABRA
En opinión del maestro Berrueto González, quien preside el Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, los logros han sido fructíferos. Pródiga en títulos, la labor de los autores ha desembocado en una diversidad de temas que han hecho de la escritura un campo propicio para propiciar la reflexión. La de Coahuila, en materia editorial, ha sido una lucha apasionante por la conquista de la palabra, ese signo que nos proporciona el sentido real del mundo.
El Consejo Editorial del Estado de Coahuila se encarga de la producción de libros en los que se busca dar cabida a todas las expresiones del pensamiento como ejercicio democrático, vital para el debate y la discusión de los distintos aspectos e intereses que le dan vida a la comunidad.
Entre los libros publicados, es posible encontrar volúmenes de crónica, literatura en general, biografías de personajes clave para la historia nacional y la local, las monografías de los municipios de Coahuila, así como textos sociológicos y de cultura general.
Por otra parte, gracias a la Red de Bibliotecas de Coahuila, que dirige el maestro Alfonso Vázquez Sotelo. Se ha dado un gran impulso al libro y se han digitalizado más de 400 libros de autores coahuilenses.
Además, a través de la Secretaría de Cultura del Estado de Coahuila, a cargo de Ana Sofía García Camil, se promueve la Feria Internacional del Libro en Arteaga, Coahuila, así como la cultura en todo el Estado.
A lo largo de su historia, el hombre ha encontrado en el libro un fiel compañero. Cada quien, de acuerdo a sus recursos, modestos o abundantes, tiene en casa algún libro.
La actividad editorial, actualmente es intensa en todos los rincones de la geografía universal, y consideramos que el ritmo de impresión que señalaba Zaíd ha sido superado con creces en los últimos años. Esta tendencia no se ha visto afectada por los acelerados avances tecnológicos, y en particular por la abrumadora --y útil- presencia de la cibernética.
LARGA VIDA AL LIBRO
Por lo contrario, el libro como tal tiene todavía larga vida por delante, pese a los negros augurios de los catastrofistas, quienes señalan que tiene los días contados, dado el avance de los sistemas computacionales.
El libro ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, y lo seguirá haciendo hasta el final de los tiempos. Quienes tienen la sana costumbre de leer deben seguir practicándola y la han de imbuir en los seres que los rodean.
Como se ha dicho, los libros cumplen una función más alta que la simplemente pasiva de adorno: hablan, dicen, sugieren, emocionan, entristecen, alegran, divierten, enseñan. Vistos por fuera, los libros pueden ser tan bonitos como los jardines o las pinturas. Por dentro, son fieles y hasta afectuosos, como los amigos, con la diferencia de que son invariables. Un buen libro siempre está dispuesto a entregarnos un mensaje de sabiduría y optimismo.