Las telas de arañas son la trampa mortal mejor diseñada del mundo animal. Cuando cae en ellas una víctima, se constituye en la alacena de una familia arácnida, que así resuelve su problema alimentario por buen tiempo, dependiendo del tamaño de animal caído en desgracia. Es casi imposible que se escape, pues tiene un pegamento fortísimo; en general toda la telaraña está construida para ser un poderoso material de construcción. Estos asombrosos animales, al elaborar la pegajosa tela, saben que no todos los elementos tienen material adhesivo pues dejan caminos por dónde pueden transitar sin problemas. Y como sus patas son muy delgaditas, si se equivocan estiran esa extremidad con las demás. Adicionalmente, las arañas cuentan con una glándula que detecta la constitución del hilo que pisan, pues no todas las construyen con los mismos elementos básicos. Por todo ello las arañas y las hormigas son dos animales muy utilizados por los escritores de ciencia ficción para desarrollar imaginarios súper héroes. Pero casi todas las especies de arañas tienen glándulas que producen veneno y aunque son pocos los grupos de la clase arachnida que representan peligro para la vida humana, es recomendable atenderse inmediatamente. Claro que el ser humano también tiende sus telarañas mentales, y muchas veces son más poderosas y peligrosas que las de tarántulas.