14/May/2024
Editoriales

La opereta política

El tema musical de Celia Cruz -‘Burundanga’- de los años cincuenta, describe bien lo que está sucediendo en nuestra tierra: Songo le dio a Borondongo, brondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga y se le hinchan los pies…   

En la batahola más ensordecedora que hayamos vivido los regiomontanos actuales, se advierte que pronto veremos, en el sentido figurativo, ‘correr sangre’, debido a que las pendencias entre algunos actores políticos siguen creciendo.

El Ejecutivo denostó al Legislativo y por eso no cumple su deber de publicar sus decretos; y no acepta la ‘intromisión’ del Judicial. El Legislativo quiere enjuiciarlo políticamente, pero lo detiene la decisión de un juez; interpone una denuncia de homicidio supuestamente realizado en una dependencia del Ejecutivo, quien reacciona denunciando al encargado de la Fiscalía del Estado, porque quiere tomar la Torre Administrativa cuando enviaba un oficio. 

El Fiscal, por su parte, hace declarar a ex funcionarios recientes del Ejecutivo, quien solicita la inervención del Presidente de la República que, en vez de buscar una salida consesuada, declara -en juicio sumario, panchovillesco- culpable al Legislativo neoleonés, escalando el problema a nivel nacional, y los partidos de oposición se suben a la ola mediática, polarizándose más aún el enrarecido ambiente.   

Se espera que, para calentar la anticipada campaña electoral, pronto se dicten órdenes de aprehensión en contra de algunos actores de esta opereta política.

Y como no hay medios de comunicación ni ‘influencers’ imparciales, habrá inocentes en la cárcel a quienes se sataniza ahora aún a sabiendas de que pasado el tiempo, saldrá a relucir la verdad. 

Pero esa no importa, si se consigue la simpatía del electorado en la votación dentro de 12 meses.

No sería la primera vez que así sucediera. Hay muchos ejemplos en la historia, como el de Gilles de Rais, el mariscal más joven de Francia, que terminó odiado hasta por sus seguidores –a pesar a haber peleado junto a Juana de Arco en Orléans y otras épicas batallas- al ser condenado como asesino en serie, pues según su ficha, violaba y luego asesinaba a los niños que se acercaban a sus castillos a pedir ayuda para sobrevivir. Sometido a tortura, Gilles de Rais, confesó cientos de crímenes contra infantes con relatos muy detallados en la parte de las violaciones. 

Fue ahorcado en una ceremonia pública que culminó con una gran fiesta popular. 

Sin embargo, la justicia francesa –como casi todas las del mundo- es un poco tardada. Cinco siglos y medio después, un Tribunal reunido en el Senado de Francia dictaminó que aquel juicio original había sido una patraña urdida por intrigas, envidias y homofobia, por lo que revocó la sentencia declarándolo inocente. 

Claro que ahora las cosas son poco más rápidas, y es probable que en el siguiente sexenio podamos ver con claridad las injusticias y violaciones a la ley que ahora se cometen, cuando se haya disipado el humo mediático y haya nuevos actores bufos.