19/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 10 de 1971: sobreviene en Ciudad de México la histórica matanza de jóvenes conocida como El Jueves de Corpus. Su importancia es nacional, especialmente para los nuevoleoneses porque sucedió durante una manifestación juvenil en apoyo a los estudiantes de la Universidad de Nuevo León que, buscando su autonomía, enfrentaban al gobernador Eduardo A. Elizondo; y porque quien estaba al frente del gobierno del Distrito Federal era el regiomontano Alfonso Martínez Domínguez.

La marcha estudiantil empezó en el casco de Santo Tomás rumbo al zócalo capitalino, pero fue bloqueada en la avenida Los Maestros, y cuando algunos manifestantes acusaron signos de violencia, la policía los reprimió. En ese momento llegó un grupo paramilitar conocido como “Los Halcones” que dirigía el coronel Díaz Escobar, coordinado por la Secretaría de Gobernación, atacando con brutalidad a los estudiantes muriendo una cantidad indeterminada de ellos. Martínez Domínguez estaba ese día físicamente en Los Pinos, con el presidente Echeverría, quien lo citó para que participara en diversas reuniones hasta que en los noticieros se dio cuenta de la tragedia. AMD declaró la inexistencia del grupo Los Halcones, pero diversos medios publicaron gráficas demostrando que era un grupo paramilitar organizado. Echeverría buscaba deshacerse de Martínez Domínguez, pues su nombre y figura tenía ya altos niveles de popularidad y le hacían sombra política. El celo de un político puede llegar a tener tintes peligrosos, y Echeverría pidió su renuncia, culpándolo de la masacre.

Martínez Domínguez fue parte del sistema nacional que exigía lealtad, así que soportó el castigo para no dañar a la figura presidencial. Pero con esa mancha se fue a la banca -al ostracismo, decía AMD a sus seguidores- hasta que llegó a gobernar el presidente José López Portillo quien lo rescató y su apoyo fue determinante para hacerlo gobernador de Nuevo León. El 29 de noviembre de 2006, declararon a Luis Echeverría responsable del delito de genocidio, y en 2009 fue exonerado por insuficiencia de pruebas en su contra. Martínez Domínguez fue uno de los más grandes gobernadores que ha tenido Nuevo León, y su visión de estadista se reafirma cuando recordamos sus obras y conceptos en el tema del agua para Monterrey.