La fortaleza de nuestra unidad monetaria llamada peso, es histórica. Las naciones que formaban parte del Imperio español la heredaron, como sucedió con otras muchas cosas, y ahora cada una lo maneja con diferentes valores respecto a las monedas de otros países. Por eso cuando se habla de un peso se debe aclarar si es peso mexicano, pues hay pesos argentino, chileno, cubano, etcétera.
Sin embargo, la referencia universal actualmente es el valor del peso respecto al dólar norteamericano, aunque se puede referir también respecto al euro, al yen, al dólar canadiense, o a cualquier moneda.
En los tiempos modernos el dólar (americano) sigue siendo, a pesar de las presiones de otras potencias económicas, la moneda más común en el mundo, y su signo es $ existiendo
varias versiones de cómo se adoptó pues esa grafía es tan conocida que ya significa dinero, no sólo dólar.
La versión más creíble de su origen es que España, cuando conquistó gran parte de América, ya lo decíamos, tuvo una unidad monetaria llamada peso y después de anotar cualquier cantidad de pesos, siempre debía escribirse PS para que se distinguiera de las demás unidades monetarias.
Pero la corona española adoptó también el tálero –del alemán thaler, moneda creada cuando el rey de España Carlos V dominaba Alemania y buena parte del mundo-, que luego llamaron dólar español o piece of eight, dado que valía ocho reales españoles.
Sin embargo, dos siglos después de que el tálero español circulaba en toda América, Estados Unidos creó en 1785 el dólar americano con el mismo valor, por lo que era muy sencillo el comercio, pues el dólar español y el dólar norteamericano valían ocho reales o piezas de a ocho.
La abreviatura de PS fue poco a poco haciéndose más juntas las dos letras hasta que se superpusieron y pronto se bifuminó la parte superior de la “P” para quedar $.
Así que, al margen del valor actual, nosotros podemos presumir que la moneda norteamericana es copia de la nuestra, considerando que nosotros éramos en aquel tiempo, parte de España, algo que incomoda a algunos gobernantes, pero la historia es la historia.