Si usted hace a un lado los datos financieros y monetarios,  entonces tiene frente a usted a la ECONOMÍA FÍSICA, la ciencia de la reproducción de las sociedades a lo largo de la historia. Esta ciencia, esbozada originalmente por WF Leibniz en su breve escrito: “Economía y Sociedad”  de principios de los 1700s, fue desarrollada ampliamente por el finado Lyndon H. Larouche desde 1972 hasta su muerte en el 2019.  Dicho esto, lo que tenemos que hacer para comprender el avance de la epidemia Covid y sus mutaciones como la llamada “variante Delta”, es en cierta forma sencillo.  Se tiene que partir de que en el universo, el proceso dominante es el de la anti- entropía. Es decir, hay desarrollo y trasformación, nunca estancamiento. Las especies tienden a desarrollarse y crecer, y cuando no lo logran causan el surgimiento de otras que superan las limitaciones de estas. Por ejemplo: el paso de los animales no mamíferos a los mamíferos.  En el caso del ser humano, pese a constantes crisis, guerras y pandemias, ha podido aumentar exponencialmente su población y su nivel de vida y de consumo. Hasta los años 80s, en Europa y los EU se vivió un proceso de crecimiento y prosperidad relativos generalizados. Aquí en México la conocimos como “desarrollo estabilizador” y el periodo LEA-JLP, donde se lograron también altas tasas de crecimiento y nivel de vida.  Súbitamente, a mediados y finales de los 80s, ese proceso se detuvo e involucionó.  Las poblaciones del mundo occidental  sobre todo, pasaron de la estabilidad y cierto grado de disfrute y felicidad consumiendo la llamada “dieta cristiana” de carne, leche y huevos; para avanzar progresivamente a la angustia económica (estrés, le llaman ahora, o “mortificaciones” como les decían nuestros abuelos) a los bajos salarios, a la incertidumbre laboral y a la comida chatarra. Obviamente, proliferaron la obesidad y la diabetes.  Sin embargo, tomando en cuenta el cuadro general, lo que tuvimos fue un “colapso de la civilización”, es decir, la forma más avanzada de organización que había alcanzado la especia humana en tanto que especie, se desmanteló.  En esas condiciones, y sólo en esas condiciones, las formas de vida inferior como son las bacterias y los virus, aprovechan “la coyuntura favorable” y proliferan, para PARASITAR o saquear a organismos otrora fuertes y hoy debilitados. Esos entes o bichos dependen de ese saqueo para vivir y reproducirse, pero en condiciones normales se mantiene a raya. El momento de la inflexión es cuando los virus de origen animal pueden dar un salto y atacar a los seres humanos como es el caso de Covid-19 que proviene de los murciélagos.  Logrado esto, los virus y bacterias también desarrollan un proceso anti entrópico pero maligno; se reproducen y mutan, mejorando sus capacidades de ataque, llamémosles así como lo explicó L. Larouche desde 1973, cuando la aparición del VIH , el virus que había saltado del mono verde, al ser humano en Africa,  un continente desbastado económicamente por las políticas neo coloniales, mucho antes que nuestros países.  El brote de la pandemia en China (Wuham), se explica del mismo modo pero a la inversa. La población China vivió en condiciones muy precarias y de miseria hasta los años 80s, cuando inició una constante mejoría dentro de fuertes privaciones, estrés laboral y austeridad.  En estas condiciones también el organismo humano se debilita aunque haya logrado mejorías en su consumo y nivel de vida.  Por lo mismo, la especie humana tendrá que retomar sus niveles de consumo y estabilidad y de reconstruir sus sistemas de salud así como lograr los avances necesarios en materia de vacunas y de tratamientos para la serie de los Covid-19.  Esta recuperación de la humanidad sólo podrá lograrlo mediante un gran acuerdo mundial entre naciones que unifiquen esfuerzos  y compartan avances para derrotar a ese enemigo común dejando, al menos temporalmente, a un lado sus diferencias.  Si esto no se hace, el virus avanzará imbatible por todas las naciones empobrecidas e indefensas.