Los problemas de la 4T y del gobierno del presidente AMLO no son ni la oposición ni lo que ésta critica. Es decir, los esfuerzos por reconstruir al país y la economía desde los escombros que dejaron los gobiernos de 1982 al 2018, como lo ejemplifica el rescate y reconstrucción del sector petrolero y la CFE; o los apoyos a los sectores más sacrificados por la política neo liberal como son los adultos mayores y los jóvenes (o Ninis, para el INEGI) a quienes, como lo dijo el propio Papa Francisco, el neo liberalismo “desecho”; ni tampoco por la construcción del Tren Maya o el corredor ferroviario del Istmo que busca rescatar al sureste del abandono que sufrió por siglos y conectar a la economía nacional con la expansión económica de China y Asia en general. Nada de eso es un error ni las demás acciones del gobierno como la creación de la Guardia Nacional o la supresión de la mal llamada reforma educativa de EPN etc. todos ellos son pasos en una misma dirección que es la de revertir el rumbo de 1982-2018. La 4T tiene más bien limitaciones y provienen de la estrechez financiera dentro de la cual se desenvuelve y avanza. Esta estrechez proviene de los 10 billones de deuda que heredó y que ya se convirtieron en más de 12 billones, de forma automática y sin contratar nuevos créditos. En los costos financieros de esa deuda que en 2019 fueron de 680 mil millones de pesos (mdp) y en 2020 de 727 mil mdp y que se pretende que este año sean “sólo” de unos 541 mil mdp en la parte del gobierno y 200 mil mdp entre Pemex y la CFE. Sólo hay que comparar esas cifras con los 303 mil mdp que se destinaron a los diferentes programas sociales (adultos mayores jóvenes, becas etc.) o con el presupuesto total de la Secretaria de Educación que será de 338 mil mdp; o el de la SEDENA, para aquellos que hablan de la “militarización” del país que recibirá sólo 112 mil mdp . Es mucho más claro el desangramiento que significa este costo financiero de la deuda (intereses, comisiones, amortizaciones) si se compara con lo que se destinó este año a las “obras emblema de la 4T” como son el Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucia y la refinería de Dos Bocas, de sólo 103 mil mdp.
A partir de esa deuda y sobre de ella es que el país recibe otras presiones e impedimentos. El FMI, la OCDE, el BM etc. y otros organismos prescriben recetas a México como “país deudor” o “mercado emergente” para que , supuestamente, “mantenga la confianza de los mercados financieros” o “de la comunidad financiera internacional”. Esas recetas son, primero que nada “el déficit rumbo a cero”; donde los gobiernos deben reducir al máximo la inversión pública y el gasto para lograr la meta “ideal” del déficit cero. Igualmente se prescribe la “disciplina financiera” o “macroeconómica” que impide a las naciones cualquier proceso de expansión económica o inversiones a largo plazo en infraestructura o industrialización y mucho menos, en ciencia y tecnología. Tu economía, te ordenan, debe dedicarse a buscar exportaciones para así obtener divisas y mantener el “equilibrio financiero”, es decir, el pago puntual de la deuda. Por lo mismo, te exigen mantener unas reservas internacionales abultadas como “garantía” o “aval” de tu deuda, enormes recursos que el país no puede utilizar. Luego te mandan a tres policías a que te vigilen; las calificadoras Moodys, S and P y Fitch. Si te portas mal te bajan la calificación para hacerte pagar más intereses, o en caso extremo, organizan una fuga masiva de capitales, que causa una devaluación etc. y te destruyen.
Quizá por la experiencia de 1982 con el gobierno de José López Portillo, o por lo que ocurrió recientemente en Grecia y otros países, el presidente AMLO ha decidido no ir a la confrontación con esos organismos y bancos internacionales y mantenerse y llevar a cabo su proyecto dentro esa “estrechez financiera”. El país no se industrializará; tampoco habrá grandes proyectos de infraestructura en el centro y el norte, quizá no deje tampoco el atraso científico y tecnológico pero sí se revertirán los estragos del neo liberalismo; se rescatará a sectores abandonados por éste y detonará el desarrollo del sureste de México. No es todo lo necesario pero sí es algo significativo.
Sin embargo, el gobierno de la 4T también tiene otras opciones para romper esa estrechez financiera. Buscar acuerdos con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda que encabeza el gobierno de China, para la obtención de créditos para proyectos soberanos de infraestructura e industrialización. China podría participar en esos desarrollos y recibir como pago petróleo o petrolíferos. México puede también, y tiene la autoridad moral para hacerlo, llamar a las naciones, especialmente a las grandes potencias, para reformar el actual sistema financiero, cambiándolo por uno que sirva de apoyo al desarrollo de las naciones y no desperdiciar recursos tratando de ponerlo a flote o de disfrazar su bancarrota como ha hecho el FMI al otorgar más de medio billón de dólares en DGS, sólo para hacer que los países que no pueden pagar sus deudas por los estragos del Covid -19 y la depresión económica global, las paguen aunque sea de “salivazo”. Ese sistema que somete a las naciones y que tanto se le teme, está en quiebra.
https://www.ppef.hacienda.gob.mx/work/models/PPEF2021/paquete/egresos/Proyecto_Decreto.pdf
https://ciep.mx/el-costo-financiero-de-la-deuda-en-mexico/
https://www.cefp.gob.mx/publicaciones/nota/2021/notacefp0492021.pdf
https://politica.expansion.mx/voces/2020/12/21/la-fuente-del-dinero-lopez-obrador
