28/Apr/2024
Editoriales

Los alcaldes de Monterrey. Décima quinta parte

José Alejandro Uro y Campa, Alcalde Primero, 1729

 

José Alejandro Uro y Campa, nacido en Laredo, Cantabria, España, fue electo alcalde primero y Joseph Rodríguez de Montemayor, alcalde segundo. JAUC era hijo de Domingo de Uro, un militar que dejó España para probar suerte en el Noreste de Nueva España, cuya familia se estableció en un predio que hoy se llama El Uro -entonces era un poblado y ahora es colonia de Monterrey-, cultivando trigales e instaurando una estancia ganadera.

 

La falta de boletas electorales oficiales retrasaron las elecciones

Este centro de producción era además, resguardo militar entre el Valle de Monterrey (Nueva Extremadura) y Valle del Huajuco, lo que le daba a José Alejandro Uro respeto y prestigio. Además ya era regidor, por lo que su candidatura se vio con buenos ojos entre los habitantes de nuestra Ciudad. Sin embargo, se presentó el problema de que no había papel sellado, un papel especial en el que se debían asentar los actos oficiales. Así que se difirió el proceso que debió celebrarse en enero y se fue hasta el mes de marzo:

 

“En la ciudad de Monterrey en catorce días del mes de marzo de mil setecientos y veinte y nueve años su merced el señor don Pedro de la Barreda Yebra, teniente general de ésta gobernación del Nuevo Reyno de León por nombramiento que le confirió el general don Juan Joseph de Arriaga y Brambila gobernador y capitán general en ella por Su Majestad cuyo nombramiento aprobóel excelentísimo señor marqués de Casa Fuerte y dijo que por cuanto hoy día de la fecha se recibió un despacho de dicho excelentísimo señor en que se sirve nombrar de alcaldes ordinarios de ésta ciudad de Monterrey a los capitanes don Alejandro de Uro y don Joseph Rodríguez de Montemayor para éste presente año de la fecha y haber obedecido dicho despacho y en su virtud metido en posesión a los susodichos habiendo fecho primero el juramento acostumbrado mandaba y su merced mandó se siente por auto en éste libro de cabildo para que en todo tiempo conste y lo firmó su merced por ante mí el presente secretario de gobernación y guerra nombrado de que doy fe. Don Pedro de Barreda Yebra. Alexandro de Uro. Juan Joseph de Montemaior. Ante mí, Diego de Alemán, secretario de gobernación y guerra”.

 

La solicitud de papel sellado se hace hasta el 5 de enero de 1729

Este documento es la prueba de que la petición de tres ‘manos’ de papel sellado fue hasta enero. Este papel oficial era para ser utilizado por el Cabildo y otras autoridades sin costo, pero los particulares debían comprarlo para hacer sus peticiones ante la autoridad. La solicitud de envío de papel sellado se hizo el cinco de enero y la burocracia del virreinato lo surtió hasta el mes de marzo, que fue cuando se pudo elegir alcalde.

 

Se pidió ‘Tres Manos’ de papel sellado

Para comprender la solicitud se debe saber que, en aquel tiempo se le decía ‘Un dedo’ a cinco hojas de papel; ‘Una mano’ a veinticinco hojas de papel; y ‘Una resma’ a quinientas hojas de papel.

 

“En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey en cinco días del mes de enero de mil setecientos y veinte y ocho años digo veinte y nueve yo dicho teniente general don Pedro de Barreda Yebra por cuan a comparecido ante mí el don Alejandro de Uro y por haberme hecho una presentación de que como depositario que le tengo nombrado del papel rubricado que dos manos que se le entregaron del sean acabado en cuya virtud y para las diligencias y autos que se puedan ofrecer en este reyno debía mandar y mandé se rubriquen tres manos de papel del sello tercero y se le entreguen a dicho depositario a quien estando presente se le entregaron y para que conste lo senté por diligencia y lo firmó conmigo dicho teniente general y testigos de mi asistencia y con quienes actuo como receptor por falta de escribano público ni real que no lo hay en esta ciudad ni en el término de la ley de que doy fe”.

 

Vuelven a sonar los tambores de guerra en Monterrey y en el Nuevo Reino

Desafortunadamente, durante esta administración municipal, los esfuerzos de paz realizados un lustro antes por Francisco de Barbadillo y Vitoria (1719-1723) comenzaron a perder vigencia. El resultado fue que regresó la violencia en campañas de castigo a los supuestos ‘insultos’ de los indios, su aprehensión y servidumbre, lo que reanudó el esquema ya superado, pues los indios reagrupados, respondieron con ataques y saqueos.

 

Buscan gobierno y pueblo de Monterrey la pacificación regional 

con campañas se apoyo a los grupos de indios rijosos

En 1729, mientras el gobernador Pedro de Saravia Cortés,-responsable de la seguridad del Nuevo Santander junto con el comandante de la Gobernación del Pánuco (Tampico)- tomaba medidas contra los indios alzados en la ‘Sierra de tamaulipa’, el fraile Juan Lozada, el alcalde de Monterrey José Alejandro Uro y Campa, y los vecinos de esta Ciudadiniciaron una campaña diplomática de pacificación con las diversas tribus.

 

Inicia la colonización del Nuevo Santander con familias reineras

Los vecinos les llevaban a los indios rejegos algunos regalos -mantas, comales, ollas-, mientras los frailes les ofrecían vida sedentaria, sin violencia y la promesa de ayuda con alimentos en caso de hambre o sequía. Varias familias de Monterrey se dirigieron a esas tierras vírgenes para instalarse en ellas y cultivarlas. El Cabildo les proporcionó guardias y bastimento para el viaje con lo que se  ‘logró que los indios que habitaban hacia la barra del mar”, aceptaran ‘darse de paz’.

 

De Tampico (Pánuco) brindaban protección a los predios cercanos a las costas

Las tierras colonizadas por los reineros y resguardadas por el gobernador, eran las cercanas a la Laguna Madre, La del Catán y La del Tordo. Esto porque el Nuevo Santander era una colonia, y su administración correspondía directamente al Rey; sí había ayuntamientos, pero no gobernador. Por tanto, correspondía al gobernador del Nuevo Reino de León su seguridad en tierra adentro, nombrando un alguacil real, y por el lado de la costa era responsabilidad de la Gobernación del Pánuco mediante un capitán de Mar. Así se inició la colonización del Nuevo Santander.

 

La sequía de 1729 obligó a penalizar la salida de granos de Monterrey

y de todo el Nuevo Reino

Como durante el año de 1729, y algunos anteriores no había llovido lo suficiente, se prohibió sacar granos del Nuevo Reino, y de la propia Ciudad. Al contrario, tuvieron que importarse granos, así que quien violara esta norma, se le castigaba muy fuerte, con multa y reposición de lo exportado, y perdía el derecho a mercantilizar alimentos:

 

“Diligencias seguidas a pedimiento del señor Br. José Fernández Vallejo sobre contrata de maíces no cumplida por don Julián de García.”

 

Los pleitos por el agua no son nuevos

Todas estas broncas eran adicionales a las demás responsabilidades que tenía el alcalde. Una muy relevante era la racionalización de recursos hídricos. En el lenguaje de aquellos años, el término ‘herida’ era una saca de agua que se lograba con una desviación o toma de agua de un río. Veamos un litigio entre particulares por activar un molino en un obraje metalúrgico.

 

“Instancia de litigio entre don José Cavazos y don Juan Francisco de Robles sobre la posesión de un erido de molino para beneficiar metales”.

 

El Monarca quita y desquita a su libre albedrío; 

Monterrey decidía asuntos de Cadereyta

Una característica del régimen absolutista es que todas las facultades y obligaciones corresponden al Rey -es decir, el poder-, quien lo distribuye como él quiera. Fija las jurisdicciones y también las modifica permanente o temporalmente. Veamos cómo, cuando el Cabildo de Cadereyta estaba siendo recusado (si no juzgado, o al menos auditado) por ‘provisión real’ (que pudo venir del Rey o del Virrey) el Cabildo de Monterrey realizó algunos actos de deslinde de terrenos en jurisdicción territorial de Cadereyta.

 

“Real provisión del auto acordado para que los alcaldes ordinarios de Monterrey (por estar recusado el de Cadereyta, amojone las tierras de don José Adriano de la Garza. (Orden cumplida por Alejandro de Uro y Campa, alcalde ordinario).”

 

 

Joseph Rodríguez de Montemayor, Alcalde Segundo, 1729

 

Bisnieto Chozno del fundador Diego de Montemayor y nieto Chozno de Alberto del Canto, ejerció, como toda su familia, cualquier tipo de cargos durante el primer siglo de la Colonia.

En esta ocasión fue alcalde segundo, del crimen. Veamos un proceso contra un platero que reutilizó materiales (plata) robados.

 

‘Causa criminal promovida contra José Javier Sáenz, maestro de platero en la ciudad de Monterrey, por sospechoso de haber comprado plata labrada que fue robada a doña María Báez Treviño y al general don Pedro de la Barreda’.

 

Termina José Antonio Uro su primer mandato

Uro y Campa se retiró a sus tierras que hoy llevan su apellido, además ejerció otros cargos principalmente militares en la administración de Monterrey. Rodríguez de Montemayor siguió explotando las tierras de San Pedro de los Nogales ( hoy San Pedro Garza García)

 

 

José Antonio Uro Y Campa,  Alcalde Primero, 1744. Segundo periodo

 

El día primero de enero del año 1744 fue electo de nuevo José Antonio Uro y Campa como alcalde primero, y Juan Antonio de la Garza como alcalde segundo:

 

“En la ciudad digo En el Nombre de Dios Todo poderoso Amén. En la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey en primero día del mes de enero de mil setecientos y cuarenta y cuatro años el muy ilustre cabildo de esta dicha ciudad es a saber el señor Gral. Don Pedro de Barrio Junco y Espriella gobernador y capitán de este Nuevo Reyno de León su presidente el señor don Domingo Miguel Guajardo regidor y Alférez Real y el señor don Julián de García y Torres teniente de alguacil mayor y regidor y el señor don Alejandro Muñoz de la Herrera regidor y alcalde Provincial de la Santa Hermandad que son los únicos capitulares que hay en esta capital dijeron que en cumplimiento de su obligación pasaban a hacer elección canónica de alcaldes Ordinarios y demás ministro de justicia para este dicho año y en dicha conformidad en nombre de su majestad (que Dios guarde) elegían y nombraban por alcalde ordinario de primer voto el señor Alférez y regidor mas antiguo a don Alejandro de Uro y Campa y que de segundo voto elegía y nombraba al capitán don Juan Antonio de la Garza

 

Lo eligen alcalde primero sin que estuviera presente

Al momento de la elección ninguno de los alcaldes electos se encontraba en las Casas Reales o tal vez ni siquiera en la Ciudad pues a José Alejandro Uro y Campa se le tomó juramento hasta el día tres de enero:

 

“En la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey en tres dias del mes de enero de mil setecientos y cuarenta y cuatro años comparecio en este ilustre cabildo don Alexandro de Uro y Campa alcalde ordinario electo de primer voto se le hizo saber dicho nombramiento y entendido del dijo que aceptaba y aceptó dicho cargo y juró usarlo bien y fielmente arreglado a leyes y lo firmó con dicho ilustre cabildo de que da fé=don Pedro de Barrio Junco y Espriella Domingo Miguel Guaxardo Alexandro de Uro Joseph Alexandro Muños de Herrera”

 

Y al alcalde segundo, le tomaron protesta hasta el 12 de enero

Por su parte el alcalde segundo Juan Antonio de la Garza tomó juramento hasta el día doce del mes de enero:

 

“En esta ciudad de Nuestra Señora de Monterrey en doce dias de el mes de enero de mil setecientos cuarenta y cuatro años elmuy ilustre cabildo justicia y regimiento de esta dicha ciudad estando presente el capitán don Juan Antonio de la Garza alcalde ordinario electo de segundo voto se le hizo saber dicho nombramiento y entendido de el dijo que aceptaba y aceptó dicho cargo y juró de usarlo bien y fielmente arreglado a leyes y lo firmó por ante nos de que damos fé=Juan Antonio de la Garza Falcón, Francisco Ygnacio de Larralde, Domingo Miguel Guaxardo, Joseph Alexandro Muños de Herrera”

 

La ampliación de los caminos para que pudieran transitar los convoyes

Monterrey, centro comercial del noreste del virreinato, mejoró y amplió en 1744 los caminos que eran sólo para carretas para transformarlos en caminos de convoyes, es decir más anchos, y con puentes para soportar mayor peso. Estas vías de comunicación iban a Texas, a la tierra de “los Tamaulipas” y desde luego a Saltillo, que conectaba con el resto del virreinato. Las mercancías eran abundantes porque Monterrey ya era el centro de comercio donde todo tipo de mercancías se concentraban para venderse:

 

Con este administración llega una bonanza en el comercio

Veamos un documento donde un reinero recibía más de 2 mil pesos en mercancías a comisión de un mercader del Bajío:

 

“Francisco Antonio de Salcedo Villamil, vecino de esta Ciudad, se obliga a pagar a Manuel Gómez de Casso, mercader viandante en este reino y vecino de la ciudad de Guanajuato, 2,062 pesos 6 y medio reales, "en generos de mercancías ...para venderlas y cambiarlas a los frutos y productos de la tierra".

 

Le tocaba al alcalde primero administrar hasta los diezmos de la Iglesia

En este otro caso, el alcalde recibe una facultad extra para recabar y administrar los diezmos del cuarto de Monterrey, que debía reportar al Obispado de Guadalajara. El diezmo en metálico (moneda; u oro y Plata) no era problema, sino el diezmo en especie, que el diezmero debía conservar y vender para poderlo convertir en metálico.

 

“Manuel Fernández Riancho, vecino de esta Ciudad y Administrador de los diezmos de este Reino, confiere poder a Alejandro de Uro y Campa, de esta vecindad "para que en el recinto de este diezmatorio cobre y perciba sus importes, así en las especies que produce como en lo que mejor le parecieron"

 

Apoyaba económicamente a la corona durante la Guerra del Asiento

En el viejo mundo, nuestra Metrópoli, España unida a Francia, luchaba contra Inglaterra en la llamada Guerra del Asiento (1739-1748), conflicto naval cuya finalidad era impedir que los Ingleses tuvieran un puerto de asiento en el Caribe (España y Francia). Vencieron a Inglaterra, pero el sostenimiento de la guerra requirió del apoyo del pueblo, incrementándose las alcabalas (impuestos al comercio local). En el Nuevo Reino de León se aplicó este aumento:

 

“Superior despacho del Virreynato y diligencias sobre el nuevo cobro de alcabala sobre impuesto para las urgencias que en él citan, autorizando por el gobernador don Pedro del Barrio.

 

Una nueva sublevación de indios salvajes

En septiembre de 1744 se dio una sublevación de varias tribus de indios en la Misión de Lampazos, y lo mismo sucedió en Cerralvo:

 

“Diligencias sobre auxilios que pidió el administrador de don Pedro de Ugarte sobre hostilidad de la nación de indios, dados por el capitán de Cerralvo, don Blas María de la Garza Falcón”

 

La migración de indígenas campesinos a la Ciudad

Esta rebelión indígena motivó a algunas tribus de la región, tlaxcaltecas, otomíes y purépechas que se asentaban en diversos poblados alejados de la Ciudad de Monterrey a pedir su traslado a la ciudad de Monterrey, mucho más segura:

 

“Contiene las diligencias por el virrey de éste reino, sobre peticiones de los indios chichimecas de la Punta de Lampazos”

 

Crece Guadalupe con la migración indígena

Así que fueron movilizados de Cerralvo, Lampazos, y la frontera con las Tamaulipas al poblado de Guadalupe, actual Guadalupe, Nuevo León. Esto requirió un nuevo repartimiento de tierras, solares y parcelas, poblando la región que hoy ocupan las colonias La Esmeralda y Paraíso, donde había un ancón -una ribera alta- del Río Santa Catarina donde acampaban los indios y podían planear sus ataques sobre Monterrey o Guadalupe.

 

Se construyó un nuevo camino de carretas entre Monterrey y las nuevas milpas con vado sobre el Río Santa Catarina a la altura de donde después se instaló la empresa Fundidora Monterrey. Con esto el pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe de Tlaxcala aumentó su población, su producción y su diversidad cultural.

 

Adicionalmente, el alcalde Uro y Campa, notificaba algunas condenas a los reos

Otra actividad del alcalde era hacer cumplir las órdenes reales, en este caso por provisión real se ordenaba al gobernador que notificara a Nicolás de Maya que había sido condenado a servir como soldado en un presidio; se le notificaba al condenado para que tuviera tiempo de arreglar sus asuntos personales y familiares antes de entrar al servicio de las armas:

 

“real provisión para que el gobernador de éste reino notifique a don Nicolás de Maya pena de presidio”

 

Juan Antonio de la Garza Falcón Sepúlveda, Alcalde Segundo, 1744

 

Descendiente de fundadores, como alcalde segundo y juez criminal, Juan Antonio de la Garza Falcón desahogó varios juicios penales.

 

De la Garza Falcón desahoga juicio de un funcionario que calumnió a un parroquiano

Este sobre calumnias que entonces era un delito más penado, que ahora porque se consideraba un daño al honor y la buena reputación; lo que podía causar problemas para el calumniado al momento de celebrar negocios o entablar relaciones sociales:

 

“Con motivo de la calumnia que le fulminó don José Anastasio de León a Pedro Criado, siendo el primero, Justicia de Sabinas, ante el gobernador Vidal”.

 

Garza Falcón manda cerrar con candado la casa de un difunto

Para cuidar de los bienes de las personas en este documento vemos que al momento de fallecer un vecino y su familia estar en Saltillo se mandaron poner dos candados en la puerta de la casa del difunto para evitar robos.

 

“Con motivo del fallecimiento de José Fernández Fajardo y haberse puesto en las puertas de su casa dos candados por hallarse ausente su esposa en el Saltillo”

 

Juicio contra un alevoso sirviente que robó e intentó asesinar a su amo

Aquí tenemos el encabezado de un juicio contra un sirviente “mal agradecido” acusado de ser ladrón y de reincidir en el intento de matar a su amo.

 

“Contra el mulato Nicolás Vázquez, por ladrón, y acusado nuevamente del delito de haber querido matar a su amo”

 

Muerte de Uro y Campa

Finalmente Del Uro y Campa murió en sus tierras lugar conocido hoy como la colonia El Uro. Por otra parte Juan Antonio de la Garza Falcón Sepúlveda siguió por unos años más en el servicio público y murió en Monterrey en 1760.

 

Resumen del desempeño del alcalde Uro y Campa

En resumen, José Alejandro Uro y Campa, ocupó la alcaldía primera de Monterrey en dos ocasiones: en 1729 que logró mantener la paz negociando con los indígenas, y promovió la colonización del ahora estado de Tamaulipas, con familias de Monterrey. En su segunda administración -1744- mejoró los caminos de carretas para que transitaran los convoyes, y apoyó económicamente a la corona para sostener la llamada Guerra del Asiento, contra Inglaterra en el Caribe. Además dotó de tierras y agua a indígenas locales y mesoamericanos del poblado de Guadalupe.

Continuará…

 

 

Fuentes

ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY 

COLECCIÓN Protocolos

VOLUMEN 14. EXPEDIENTE 1.  FOLIO 67 NÚMERO 2

COLECCIÓN Civil

VOLUMEN 72.  EXPEDIENTE 2

VOLUMEN 73. EXPEDIENTE 3

VOLUMEN 105. EXPEDIENTE 3

VOLUMEN 73. EXPEDIENTE 4

VOLUMEN 73. EXPEDIENTE 5 

VOLUMEN 73. EXPEDIENTE 9

Colección causas Criminales 

VOLUMEN 2.  EXPEDIENTE 37

VOLUMEN 15. EXPEDIENTE 238

 

VOLUMEN 10 b, EXPEDIENTE 696